"Son 80 toneladas de hielo traído de Canadá para construir todo un bar. Las paredes, los asientos, los vasos, la barra, las mesas... Todo, menos el suelo y el techo, está hecho de hielo", explicó a Efe Rich Marsiglia, uno de los gerentes.
Mientras neoyorquinos y turistas se derriten en las atascadas calles de la Gran Manzana debido a una ola de calor que ha llevado a las autoridades a urgir que se extremen las precauciones, este nuevo bar se antoja como un oasis en pleno corazón de Manhattan, a los pies del hotel Hilton.
Rodeado de casi un centenar de toneladas de hielo valorado en 400.000 dólares, este club inaugurado hace menos de dos semanas y que cobra una entrada de 20 dólares, incluyendo una parka y unos guantes. "Es un sitio diferente a todos los trabajos que he tenido en mis doce años como bartender", señaló el boliviano Julio Román, ataviado con un gorro, forro polar y botas de nieve como si del más frío invierno neoyorquino se tratara.
El atuendo es más que necesario en este bar a cinco grados bajo cero en el que los clientes, muchos de ellos calzados con sandalias acordes con el calor exterior, no suelen aguantar más de 45 minutos.
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