Vamos al primer plato. ¿Qué tal sentarse en la terraza y ordenar una entrada? La favorita: brocheta de langostinos, poco conocida y realmente deliciosa. El matambre tiernizado y los quesos provolone, en su versión al orégano o al tomate, también merecen probarse. Igual que la famosa picaña, siempre suave y jugosa. Y para acompañarlos, la selección es amplia. Va desde los vinos de bodegas nacionales hasta los argentinos, chilenos, portugueses e italianos, además de una variedad de cervezas importadas que va en ascenso.
El factor sorpresa lo dan las pastas: ravioles y linguinis con sus diversas salsas, entre las que destaca la de la casa, una combinación de crema con champiñones y un discreto toque de condimento. No dejemos de lado las carnes que han hecho conocido este local, que además destaca por sus postres que merecen todo un capítulo con extra dulzura
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