En la ocasión, los anfitriones prepararon un programa infalible para que sus invitados se diviertan: pusieron en bajo volumen música electrónica, ofrecieron algunos tragos de cortesía y como la mayoría de los asistentes eran varones prendieron la tele plasma de 32 pulgadas para ver el Mundial.
Ese día jugaron Japón y Costa de Marfil
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