Las costumbres de muchas personas salen a relucir en estos eventos, todos pueden sentarse a comer algo, la tentación es apoyada por los olores de alimentos fritos que actúan como la más convincente e infalible publicidad diseminada por el ambiente de las calles.
Casi nadie se libra de adquirir un plato y degustar junto a la infaltable llajua, mientras más picante mejor, para luego rematar con un refresco, mejor hervido, las gaseosas también tienen su lugar en la preferencia de los comensales alteños.
EL DIARIO presenta imágenes que muestran la actividad de los habitantes alteños.
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