Mientras más apretados y menos espacio haya para circular en el interior, las discotecas, karaokes, pubs y boliches, perciben mayores ingresos económicos a costa de la diversión de los asistentes. Las cifras de las ganancias que se reportan desde el sector, van desde los 1.000 hasta los 25.000 bolivianos en un “buen” fin de semana.
La noche tarijeña es muy activa, pese a las pocas opciones de locales nocturnos a los que se puede asistir. Los hay para todos los gustos, desde aquellos pequeños, que están a media luz, con música atemporal y a volumen bajo, como un pub, hasta aquellos que permiten desinhibirse y bailar los géneros musicales que están de moda. Existe un brecha económica significativa entre un pub y una discoteca.
Los locales nocturnos que ganan menos en un fin de semana son los pubs, que son lugares donde se asiste a consumir bebidas alcohólicas y a escuchar música hasta determinada hora, por lo general más temprano que en las discotecas y karaokes. Ahí los precios son más económicos y por ende, las ganancias menores.
En cambio, en las discotecas y karaokes la situación es diferente. Ahí, el fin de semana (viernes, sábado, incluso jueves) y el alcohol van de la mano con los momentos de ocio de un gran número de jóvenes y mayores que salen a “bolichear” y pueden pagar el precio de la diversión. Carlos M. es administrador de una de las discotecas más concurridas de la ciudad y afirma que a medida que pasa el tiempo, “cada vez es más caro pasarla bien”.
Explica que hay dos tipos de clientes, aquellos que tienen dinero y aquellos que no tanto. Esto se mide, según indica, por el consumo y el tipo de tragos que compran, como también por la cantidad. Afirma que quien paga, en ocasiones invierte más invitando a sus amigos, que en su propio consumo.
Por ello, aclara que existe la modalidad de “Cliente VIP”, que tiene varias ventajas como: mesa reservada, descuento en las entradas y posibilidad de tener una suerte de cuenta en la discoteca, que le permite pagar al culminar la noche, a diferencia de los clientes normales que pagan por su bebida en el acto.
La diferencia entre un cliente normal y un VIP se da porque el primero gasta entre 50 a 150 bolivianos, desde la entrada hasta el trago que se paga, mientras que el segundo gasta desde 500 hasta 1.500 bolivianos en una sola noche en tragos no tan convencionales, como vodkas saborizados, cervezas importadas o el costoso whiskey mezclado con bebidas energizantes (Red Bull), que pueden valer hasta 100 dólares por combo.
Un buen fin de semana para este rubro, es aquel que presenta un clima cálido y sin eventos públicos gratuitos. Las dos primeras semanas de cada mes, según coinciden administradores, son las que más expectativas generan, ya que coinciden con el pago de sueldos. “Si a eso se suma que un viernes o sábado caiga justamente en una fecha festiva, la concurrencia se multiplica”, agrega Carlos.
Pero no todo es ganancia, ya que si bien las cifras previamente expuestas parecen cuantiosas, un porcentaje de las mismas está destinado a pagar gastos como alquileres, abastecimiento de bebidas, pago a personal administrativo, de limpieza, barra y seguridad, además de meseros y disc-jockeys.
“Chicas gratis,
hombres pagan”
En los locales más populares, es común encontrarse con descuentos o entradas gratis para mujeres. Consultado sobre el tema, Sergio R., copropietario de un local céntrico, explica que eso se debe a que el sector “ha entendido que el sexo femenino atrae más clientes”.
“Mira, nosotros dejamos que las mujeres entren gratis –relata Sergio-, dependiendo, a veces toda la noche, si vemos que no se está llenando, o a veces, hasta cierta hora. La cosa es que las chicas traen gente. Cuando alguien ve que hay muchas se queda, y si no pues se van”, añade.
La moda de los “RRPP” se impone en Tarija
Conseguir que mucha gente vaya a determinado local, acordarse de sus nombres, etiquetarlos en eventos en el Facebook, ser amable, tener muchos contactos telefónicos, capacidad de convencimiento, poseer habilidad en relaciones sociales. Son los requisitos para ser un “RRPP” de boliches nocturnos. María José G. y Gerardo A., son jóvenes que ocupan este cargo hace dos años, mismo que no implica un ingreso económico, ya que sólo ganan dinero al vender entradas.
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