lunes, 11 de abril de 2016

ZERO GRAVEDAD ¿Vamos a escalar?



Precoces escaladores y escaladoras, luego de recibir las primeras instrucciones y de aprender las normas de seguridad básicas —colocar bien los pies para no rasparse y nunca ubicarse debajo de alguien que está escalando—, se ven felices creyéndose por unos minutos el Hombre Araña...

En esta mañana de sábado, varios mayores superaron los prejuicios y trajeron a sus hijos para que vivan la experiencia de sentirse libres superando sus propias metas. Precoces escaladores y escaladoras, luego de recibir las primeras instrucciones y de aprender las normas de seguridad básicas —colocar bien los pies para no rasparse y nunca ubicarse debajo de alguien que está escalando—, se ven felices creyéndose por unos minutos el Hombre Araña...

“Es más fácil que salgas lesionado en un partido de futsal que en una escalada indoor”. Nadie lo resume mejor que el instructor de niños Pedro Aviar, un escalador español que radica en Sucre hace cuatro años y que, junto a Carlos Vargas, están a cargo de la novedosa “Zero Gravedad” en Sucre. Por lo visto hoy, no hace falta que confirme sin explicitarlo que el gran desafío de una escuela de escaladores como la de ellos no es tanto captar el interés de la niñez, siempre ávida de nuevas aventuras, sino convencer a sus padres de que este no es un deporte peligroso. Conlleva en todo caso menos riesgos que otros más difundidos.

Zero Gravedad funciona al interior de Cóndor Trekkers, en la esquina de las calles Bolívar y Calvo, frente a la iglesia de Santo Domingo. Allí se levantó una pared artificial especialmente dispuesta para la práctica de la escalada.

“La incitativa de la escuela nació de padres que escalábamos y nuestros hijos venían a acompañarnos, simplemente; han empezado a escalar y hemos visto el desarrollo y el efecto positivo que ha tenido en ellos. Es muy bonita la sensación de estar enfrentando los miedos de tu hijo contigo al lado, de compartir este deporte”, relata Pedro, a manera de testimonio.

Los miedos
Para el miedo no hay edad, aunque ciertamente los niños están menos preparados para enfrentarlo.

En Zero Gravedad, los más pequeños aprenden a superar las dificultades de la vida, explica su instructor. “Hemos tenido niños con sobrepeso, que tienen un miedo innato a cualquier tipo de deporte; hemos tenido niños con problemas familiares, en los que les aumentamos la seguridad en sí mismos”, recuerda después.

La enseñanza sirve también a los adultos y pasa por entender que los miedos nos cuidan, pero no debemos dejar que nos sobrepasen.

La magia de la escalada está en la combinación de la aventura y el entretenimiento, pero sus efectos trascienden la mera distracción: actúa física y psicológicamente. Por un lado, Pedro y Carlos mencionan a la tonificación muscular, la elasticidad, la flexibilidad, el equilibrio y, en general, el desarrollo motriz. Por el otro, este deporte fortalece la seguridad de las personas.

Así, mientras a los mayores les sirve para desestrezarse, a los menores les ayuda a superar sus pequeños grandes miedos.

“La escuela es para todas las edades, solo que las clases han estado enfocadas desde un inicio a niños puesto que son los que más necesitan de un instructor y porque hay una dirección psicológica para ayudarles a enfrentar sus falencias”, apunta el experto español.

Sin fines de lucro
En la línea de la obra social de la ONG Cóndor Trekkers, Zero Gravedad no persigue un fin de lucro. El dinero recaudado en la escuela se utilizará para la implementación de este deporte en Sucre. “Las rutas que nosotros armamos, luego son de uso público”, explican los instructores, que están construyendo un rocódromo para albergar un campeonato nacional próximamente.

“La idea es concienciar a la población de que este es un deporte seguro en el muro y sirve para complementar la educación de sus hijos”, enfatiza Pedro. Al respecto informa que el CBA, la Alianza Francesa, el ICBA y centros de apoyo psicológico infantil expresaron su respaldo desinteresado a la escuela de escalada porque reconocen que este deporte ayuda a los niños, particularmente a aquellos que tienen dificultades de atención o concentración.

Las clases
Hay dos opciones disponibles, ambas de una hora por clase: Tres días o cinco días a la semana. Pueden tomar estos cursos niños desde los cuatro años y adultos sin límite de edad.

Los instructores invitan a niños, jóvenes y adultos a pasar unas clases de prueba los fines de semana. “Es bonito que puedan venir padres, madres e hijos a escalar juntos”, aconseja Pedro.

La vestimenta adecuada para el escalador es una sencilla ropa deportiva y zapatillas ajustadas (que no queden grandes).

Un deporte en expansión
La escalada, al mismo tiempo que estimula el compañerismo, no deja de lado el aspecto positivo de la competitividad. Una amistosa idea de grupo a partir de la superación individual, en libertad. “Es un deporte de concentración, entonces exiges el doscientos por ciento de tu cuerpo y tu mente se evade”, refuerza el experto español.

En Bolivia, este deporte se está expandiendo. El instructor local Carlos Vargas cuenta que la escalada, como tal, comenzó hace alrededor de 15 años en Sucre; “nosotros comenzamos en la roca, ya que no había paredes artificiales y tampoco había tanta seguridad como ahora”.

Carlos, que recibió capacitación de un escalador neozelandés, practica junto con otros profesionales —especialmente turistas del exterior— la escalada indoor (en espacios interiores) y también al aire libre en el cerro Sica Sica, Garcilazo, La Hoyada y Las Siete Cascadas, sitios que fueron habilitados por ellos mismos. “Los seguros (placas homologadas de fábrica que se colocan en la roca cada cierta distancia y por las que pasan las cuerdas) soportan más de 2.500 kilos”, detalla para graficar los avances que tuvieron en los últimos años.

La escalada se estrenará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 como deporte olímpico.

Teléfonos: 65268050 y 77130781
Facebook: Zero Gravedad
Correo: zerogravedadsucre@gmail.com


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