martes, 17 de noviembre de 2015

Splendid - un manjar de sabor tradicional



Los tarijeños Óscar Hevia y Enrique Campero llegaron a La Paz en la década del 50 del siglo pasado buscando mejores días. Se instalaron en la zona de San Pedro y en la esquina de las calles Nicolás Acosta y Héroes del Acre decidieron montar un negocio, donde ofrecían productos de cafetería, pastelería y heladería.

Eran dos amantes de la música de la Nueva Ola que empezaba a sonar en las principales ciudades del país, así que a la hora de bautizar su negocio resolvieron ponerle el nombre de un grupo juvenil de la zona de Sopocachi, que también abrazaba el contagioso ritmo: Splendid.

Fue en agosto de 1958. Estuvieron al frente de su primera sede hasta 1964, año en que lograron mudarse a un lugar mucho más amplio en la esquina de la calle Nicolás Acosta y Mariscal Sucre, desde donde a sus 57 años la heladería continúa en vigencia y es casi un patrimonio de la ciudad.

“Mi padre fue un hombre muy emprendedor”, dice Édgar Hevia, hijo y heredero natural de aquella fábrica de helados de inconfundible sabor artesanal. Y es que en su forma más simple, el helado o crema helada es un postre congelado hecho de leche, nata o natilla y frutas. “A diferencia del producto industrializado, no se utilizan saborizantes, colorantes ni conservantes. Tienen mucho menos aire incorporado y un aspecto muy cremoso”, explica Édgar.

A más de medio siglo de vida, el producto no guarda muchos secretos. Para la elaboración de los Splendid, aún se utiliza aquella vieja maquinaria adquirida por don Óscar Hevia en un viaje a Alemania. “Es una batidora Boku, una máquina que ya no se fabrica hace 30 años y funciona con agua y salmuera, lo que le da un enfriamiento especial”. En los 70, la marca experimentó un crecimiento sin precedentes, pues llegó a contar con 30 tiendas barriales y el mismo número de vendedores ambulantes. “Tuvimos sucursales en Cochabamba y Oruro en los años de auge de la heladería”.

Pura fruta

El proceso de producción del helado artesanal empieza con la selección de la materia prima, que es la fruta de la temporada. “Nuestra oferta en helados corresponde a las frutas que aparecen en el mercado y eso garantiza que sean frescas”.

Luego se mezclan los ingredientes para la base de la pasteurización. Después de homogeneizar la pasta básica se continúa con el preenfriamiento, prosigue el congelamiento el que incluye el batido, el endurecimiento y almacenaje. “Este proceso da lugar al llamado helado de mesa, que es de elaboración más selectiva y que es la característica de nuestra marca”. Entre la variedad destaca el de sabor a chirimoya, que a fin de año desaparece de la vitrina de Splendid porque ya no se la encuentra en los populares mercados paceños. La lista de gustos es numerosa. Mango, piña, damasco, papaya, durazno, plátano...

A lo largo de su historia, Splendid ha recibido en sus instalaciones a personalidades de todos los ámbitos. Entre políticos y expresidentes, la lista de visitas ilustres incluye a Víctor Paz Estenssoro, Jaime Paz Zamora, Víctor Hugo Cárdenas y Ronald MacLean, quien en su papel de Alcalde premió al negocio con el galardón “El mejor helado de La Paz” en 1990. “Fue un momento de gran felicidad para mi padre, quien un año después murió”.

Expansión

Pero aquel no es el único reconocimiento. Cárdenas, en su papel de presidente en ejercicio de la República, hizo entrega del galardón de la Cámara de Comercio a los 25 años de trayectoria en el mercado. Son distinciones enmarcadas que cuelgan de las paredes de la central y su única sucursal.

En los 90 se inició la expansión de la exquisitez hacia la cálida zona Sur paceña. Sus propietarios habían comprendido que los vecinos de los arrabales sureños demandaban el elixir de frutas y “subir” hasta el centro significaba una travesía importuna. “Primero fue Obrajes (hoy cerrada) y en 2002 abrimos una sucursal en la calle 15 de Calacoto, en la Torre Ketal”.

La gente, para confirmar que se trataba del reconocido helado de San Pedro, preguntaba si era el mismo o si alguien intentaba plagiar la marca. “Ya tenemos una tercera generación de clientes y reconocen el sabor”, dice Édgar.

Pero ante tanto éxito, la pregunta es inevitable. ¿Por qué la marca no creció mucho más? La respuesta está en la industrialización del producto que abarata los costos y hace casi imposible competir con ellos.

“Elaborar un helado artesanal conlleva un precio extra que garantiza la calidad, en cambio los industrializados, que tienen saborizantes y otros ingredientes que lo hacen más artificial, más inflado, resultan mucho más económicos. Lamentablemente, no pudimos con ello porque quisimos mantener el sabor tradicional”.

En octubre, la Asamblea Legislativa Plurinacional, a través de la Brigada Parlamentaria del departamento de La Paz, otorgó a la heladería el reconocimiento “Por La Paz de Oro”. Ya son varios los galardones sumados. Y es que “cuando uno consume Splendid, consume fruta fresca”.




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