Parecen modelos, pero no lo son, ellas son simplemente hermanas que con su dedicación y esfuerzo han sabido sacar adelante el negocio familiar, el restaurante Don Miguel. Lucía (blanco), Lourdes (fucsia) y Laura (celeste), son tres damas que ayudan a su tía Amalia y a su madre Lourdes Prósperi, en el local, estas jovencitas no se corren de entrar a la cocina o de servir a los clientes, su lucha y las ganas de triunfar la han hecho llegar lejos. Cada una de ellas tiene su personalidad definida, son amigas y por sobre todo aman lo que hacen. Eso sí, las tres coinciden que disfrutan su trabajo y esperan abrir una nueva sucursal.
El restaurante es su pasión desde niña. Laura es dueña de unos ojos color miel, ella no para de hablar y ama las fotos, la rubia confiesa que desde niña veía cómo emprendieron sus abuelos el negocio y siempre estuvo ligada a la cocina. A pesar de que estudia psicología en Argentina, ella cada vez que viene a la ciudad disfruta de atender el restaurante y se mete a la cocina a preparar la comida. “Me gusta cocinar y cuando estoy en Argentina extraño mucho el arroz con queso que preparan en el local”, confesó la bella joven.
Ve todos los detalles. A Lucía se la puede describir como la más tranquila de las tres, su belleza sin duda es su fuerte, pero su carisma y amabilidad la hacen especial a la hora de atender a los clientes. Ella es estudiante de administración de empresas, turísticas, hotelera y gastronomía razón por la cual está ligada al restaurante y se encarga de las cuentas. “Me gusta hacer de todo un poco, ayudo en la cocina y hasta hago postres. La clave del éxito es hacer las cosas con fe y ganas”, dijo la simpática universitaria.
No pierde ni un solo detalle. Lourdes es la mayor de las hermanas, ella es la que está tiempo completo y se encarga de cuidar cada detalle del local. Es una mujer de carácter fuerte y siempre está coordinando sus actividades. Lula, como le dicen de cariño, afirma que no es nada fácil trabajar cinco mujeres juntas, pero lo interesante es que se ponen de acuerdo para que todo marche a la perfección. “Mi mamá y mi tía tienen otras ideas, mientras que nosotras llegamos con cosas diferentes; eso sí, siempre le damos la razón a ellas porque tienen más experiencia”, enfatizó.
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