jueves, 6 de diciembre de 2012

Capotraste, el refugio de la música, cumple 12 años

El amor por la música hizo que dos amigos se unieran para crear hace 12 años uno de los rincones más auténticos de La Paz. Con un concepto propio, es un bar que más allá de ofrecer bebidas también es un espacio para compartir el gusto por las más variadas agrupaciones y sus canciones. Con un repertorio de más de 1.200 DVD originales, el Capotraste es un refugio de la música.

El ya tradicional local recibe a los visitantes con una iluminación tenue, con matices color caramelo, rojos y azules. En cada mesa, la carta está impresa en las tradicionales fundas de discos de vinilo -hoy, un producto de colección que adorna también sus paredes- con nombres de bandas como The Police, The Beatles o KISS; el original impreso contiene, además, una lista de alrededor de 300 tragos.

“Sergio López y yo siempre estuvimos involucrados en la música. Como empezaba todo el tema de los videos en DVD, surgió la idea de proyectarlos para que la música no sea un elemento que esté de fondo en el bar, sino que sea protagonista y que las personas puedan compartirla”, dice Sergio Mosca Claros, uno de los socios.

De “capos” y “trastes”

La búsqueda del nombre llegó a su fin cuando una amiga de López y Claros, Cinthya Patiño, sugirió el término capotraste por ser una herramienta musical muy utilizada en la guitarra y otros instrumentos de cuerda. Pero además tenía la connotación divertida de “capo”, entendido como experto indiscutible en algo, y “traste”, como la “parte trasera” de algo o alguien.

El 23 de diciembre de 2000 se abrieron las puertas del Capotraste, al que se le agregó otro objetivo. “Una de las cosas que quisimos desde el principio fue abarcar un target (segmento de público) en ese entonces abandonado, que era el público de 28 años en adelante”, señala Sergio López.

Muestra de ello es que el 90% de los videos del Capotraste pertenece al género rock, desde los 60 hasta la actualidad.

Uno de los retos más difíciles es lograr que los clientes se apropien de un bar. Esto se logró después del primer año del Capotraste con un grupo heterogéneo de clientes que asistía con regularidad.

Los clientes pedían, y lo hacen hasta ahora, un video. La gente estaba pendiente de la música, que se convirtió en la protagonista, en el alma del lugar.

Fiel a su esencia

En el ínterin de la existencia del Capotraste, López y Claros vieron surgir y perecer a muchos bares . Y es que la dinámica de la noche paceña es muy cambiante, algo que se ha traducido en un fenómeno interesante en este local.

“Ahora muchos hijos de los clientes, que hoy ya son profesionales y tienen mayor poder adquisitivo, van regularmente al bar. Estamos pasando a la segunda generación”, comenta López.

Otra de las tradiciones que tiene el bar es la realización de dos o tres conciertos al año, con matices especiales durante las presentaciones.

Bandas como Llegas, Octavia, Go Go Blues, Devinylos, entre muchas otras, son parte de una fiesta en la que no se cobra cover, como una forma de retribución a los clientes.

En estas fiestas temáticas, como la celebrada el 21 de septiembre en honor a la primavera, o en el homenaje a The Beatles, el Capotraste muestra una faceta diferente desde la decoración hasta versiones especiales de las canciones de las bandas que suben al escenario.

El sabor de los años

El Capotraste se ha convertido en un lugar donde no sólo se sirve un buen whisky añejo acompañado con videos de agrupaciones clásicas, sino que ha sabido sobrellevar el tiempo siempre cíclico de la asistencia de la clientela, en diversos momentos hasta históricos para el país.

Una de esas ocasiones fue la semana que precedió a la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, en la que el Capotraste cerró sus puertas. “El sábado siguiente a su renuncia no tienes idea cómo la gente salió después de estar una semana encerrada en su casa. Eran hordas de personas, entre gonistas y no gonistas, que llegaban al bar”, dice bromeando Claros.

En el transcurso de estos años, políticos, personalidades, artistas han pasado por el Capotraste y siempre han regresado.

El bar soñado por dos amantes de la música, construido en parte de un garaje, y que en un principio tenía mucho de la personalidad de ambos, hoy se ha transformado en un lugar que vale por su propio mérito, es una marca registrada.

“Las personas se han apropiado del lugar, ése es su mérito. Ya no tiene tanto nuestro sello personal y si no estamos mañana, el Capotraste podrá seguir adelante como una institución de la noche paceña”, afirma López.

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