Según el control de la Dirección de Medio Ambiente del Gobierno Municipal, el 15% de karaokes, pubs, lenocinios, churrasquerías, y otros centros de eventos, incumplen con los decibeles de permisión en cuanto a la contaminación acústica.
El 85% de estos lugares están trabajando de manera normal con los decibeles “casi” establecidos en la normativa.
El asistente legal de la Dirección de Medio Ambiente, Yosimar Pereira Franco, refirió que los controles a estos lugares son realizados cada 21 días y cuando existe alguna denuncia.
El control que realiza la entidad, es sobre la contaminación atmosférica, seguridad e higiene ocupacional, para que el lugar opere y dé un buen servicio, por ello, la exigencia de que cuenten o regularicen con las licencias ambientales.
Los karaokes, churasquerías y lenocinios, que menos se sujetan a la reglamentación, son los que trabajan de manera clandestina, mismos que no son identificadas fácilmente, al existir poco personal municipal que realice el control en esos horarios.
La Ley General 3133, mediante Decreto 24176, aprueba una serie de reglamentos, entre ellos, sobre la contaminación atmosférica.
El reglamento establece los límites permisibles para la regulación en el tema de ruidos, además en el municipio de Tarija existe una Resolución Municipal 083 /2001, que establece y ratifica parámetros de decibeles para los diferentes rubros.
De restaurantes a peñas
La época de verano atrae mayor cantidad de clientes a los centros nocturnos, especialmente el fin de semana, por ende, una gran cantidad de restaurantes de la ciudad, están convirtiéndose en peñas durante las noches.
Los propietarios sacan los parlantes a las calles, arreglan un improvisado escenario, e invitan a uno o dos grupos folklóricos a que se presenten en el lugar.
Así, por lo menos pudo comprobar Nuevo Sur en el barrio El Molino en la zona de la Av. Víctor Paz Estenssoro, donde hay una importante cantidad de churrasquerías y restaurantes.
Estas churrasquerías, los fines de semana, pasan a convertirse en peñas folklóricas, sin tener ningún control sobre los parámetros del sonido y si éstos molestan o causan daño a los vecinos.
Cuando trató de entrevistarse a los propietarios de estos lugares, los trabajadores que se encontraban al interior de esos restaurantes decían que éstos no se encontraban.
Durante una semana se buscó a los propietarios sin ser atendidos.
Son diferentes los permisos para restaurantes que los de peñas, pubs o discotecas, donde existen actuaciones en vivo, pues éstos últimos requieren cumplir con más especificaciones de carácter técnico.
Hasta ahora, el Gobierno Municipal desconoce de estos casos, aunque, aseguró que empezará a realizar los controles respectivos.
Sanciones
Estos lugares que infringen con la contaminación atmosférica, son sancionados mediante Resolución Municipal 083 /2001, que indica multas, que van desde los Bs 300 a 1.500.
Para hacer presentaciones en vivo, los propietarios deben efectuar una modificación del lugar con la medición de los equipos de sonido.
Está prohibido poner los parlantes al aire libre apuntando hacia la calle, para no molestar ni dañar a vecinos y transeúntes.
En caso de que los decibeles salgan de los límites permisibles, el Gobierno Municipal debe notificar por primera vez al dueño, dándole un plazo de una a dos semanas.
Si en una nueva verificación, puede comprobarse que sigue el incumplimiento, el Gobierno Municipal debe emitir las multas correspondientes e incluso clausurar el local.
La Dirección de Ingresos es la entidad responsable de hacer cumplir la sanción, como también de cobrar la multa.
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Parámetros
Las discotecas, pubs, lenocinios, peñas de vida nocturna, son aquellos que cuentan con un parámetro de emisión de ruidos de 06:00 a 22:00 horas de 68 decibeles, y de horas 22:00 a 06:00 de 65 decibeles, con una variación dependiendo de la circunstancia de un + 10 o un -10.
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El daño ocasionado por el ruido…
Los efectos sobre la audición son los más importantes sobre la salud humana, ya que al vivir en una ciudad ruidosa, se va acumulando el ruido percibido durante la vida, provocando que el oído envejezca una media de veinte años.
Como contrapunto, el ruido también puede acarrear problemas de índole cardíaca, aceleración de la respiración, aumento de la presión o hasta llegar a producir náuseas o vómitos.
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