Los Castores cumple 27 años de vida rumbo a convertirse en una tradición cochabambina de la salteña y a dar un salto hacia una mayor industrialización de la producción de estos manjares.
Según explica el gerente de comercialización en Cochabamba, Pablo Andrew, la empresa ha decidido apostar en grande con la compra de maquinaria internacional con tecnología de última generación que no sólo uniformará la producción, haciendo que una salteña sea igual de sabrosa que la otra, sino que se quintuplicará la producción. Consecuentemente, la empresa tiene previsto incrementar sus puntos de producción y contratar más personal.
Esta maquinaria implica nuevo stock de hornos europeos inteligentes, compactadoras de masas y ollas industriales, además de los congeladores, y todo el stock de cocina, procedente de Europa, Estados Unidos y Argentina, para la elaboración de las empanadas.
Por supuesto, todo eso avanza paso a paso y con muchos retos que superar. Por ejemplo, explica Andrew, uno de los grandes problemas fue cómo adquirir la maquinaria ideal a nivel internacional cuando la salteña sólo se la conoce en Bolivia. Para ello se tuvieron que buscar máquinas similares destinadas a la elaboración de empanadas, y en muchos casos adaptar maquinaria.
Otro desafío, aún vigente, es el tema del transporte e instalación. Los ambientes propios ubicados en El Prado quedaron muy chicos, así que se adquirió un nuevo predio en Tiquipaya, donde poco a poco se va instalando la maquinaria. Para ello, se contó con el asesoramiento de un ingeniero de alimentos que supervise todo el proceso para que se cumplan todas las exigencias de inocuidad alimentaria, además de garantizar la calidad e imagen ya ganada por la empresa.
Por ahora, en este nuevo ambiente, se procede con la elaboración del jigote, mientras que el embutido en la tortilla aún se lo realiza de forma manual en El Prado. La idea es que hasta septiembre de este año esté todo instalado para que todo el proceso se realice en Tiquipaya. Desde allí, las salteñas se distribuirían a los puntos de toda Cochabamba.
Este objetivo será celebrado, además, con el lanzamiento de una nueva imagen. Estamos a la espera.
LA EMPRESA
Gladys Morales (abuela del actual gerente comercial, Pablo Andrew) es la persona que en 1990 inició Los Castores en la ciudad de Cochabamba, aplicando una vieja receta de otra tía suya.
Así, nació la primera salteñería en una esquina de El Prado, casi junto a la Colón. Le pusieron el nombre Los Castores “porque son animalitos muy trabajadores y tienen buen diente, igual que los cochabambinos”, explica Pablo Andrew.
Formaron parte del equipo Ramiro, Rosario y Mary Sejas, además de José Andrew y Patty Fernández, que ya forman parte de la segunda generación.
Con el tiempo, los puntos de Los Castores se multiplicaron. Actualmente, existen seis en Cochabamba, tres en Santa Cruz y dos en La Paz.
Los seis puntos en Cochabamba son en El Prado (esquina Oruro), en la San Martín y Bolívar, Nataniel Aguirre entre Jordán y Calama, Aniceto Arce (cerca del Hospital Viedma), avenida Pando (zona norte) y en Quillacollo (Galería Galena, plaza Bolívar).
Sin embargo, hay gran demanda de nuevos puntos Los Castores. “Es posible que abramos nuevas sucursales en la zona sud. También nos piden abrir mediante sistema de franquicias (alquiler de la marca)”, explica Pablo Andrew, quien ya pertenece a la tercera generación de Los Castores.
Otro proyecto en puertas es el envío de salteña congelada a otros lugares del departamento y del país, incluso del exterior. Según cuenta Andrew, ya hay muchos clientes, migrantes bolivianos o extranjeros que visitaron el país, que se llevan salteña congelada. El punto es saber preparar la salteña para permitir su conservación. De allí, la idea de proveerse de congeladores.
Actualmente, la empresa da empleo a 60 personas en Cochabamba y a unas 150 en todo el país, sin contar con los empleos indirectos, que probablemente dupliquen la cifra anterior.
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