viernes, 9 de agosto de 2013

Martú César Monroy es fanático del heavy metal y en su pequeño restaurante de pastas se escucha a bandas como Iron Maiden

Prefiere la comida casera a la gourmet y elige el heavy metal antes que el jazz. César Monroy tenía 13 años cuando en un programa de radio llamado 15 minutos del oyente escuchó por primera vez a una de las que se convertiría en su banda de cabecera: Iron Maiden. Allí nació la sensación inexplicable que le decía que esa música era para él. Y años después pasaría algo similar con la gastronomía.

Hoy, a sus 35 años, Monroy se graduó como cocinero en la Escuela Hotelera. Su gusto musical llama la atención de quienes ingresan a su pequeño restaurante llamado Martú, ubicado en la calle 22 de Achumani, en La Paz. En el espacio no es extraño que los comensales disfruten una lasaña con la compañía musical de agrupaciones legendarias del rock como Black Sabbath o AC/DC.

La canción Hall of The Mountain King, en la versión de la banda de heavy metal Rainbow, suena en su pequeño restaurante dedicado a servir pastas y sándwiches, mientras en la cocina, vestido de negro y con una polera de AC/DC, el chef prepara un tortellini boscaiola en unos diez minutos.

“Es una sensación diferente cuando escuchas música que sabes que es para ti, es innato, te llena. Fue casi una casualidad que todos mis amigos del colegio escuchen lo mismo”, cuenta mientras saltea unos champiñones y jamón con mantequilla en una sartén.

Rock e independencia

Contrariamente a lo que se pueda pensar, el “ruidoso” heavy metal no altera el carácter de Monroy, que trabaja serio y concentrado, ayudado por su socia y pareja Carmiña Galindo.

En 2004 asistió a su primer concierto fuera de Bolivia, cuando tuvo la oportunidad de ver a los británicos de Iron Maiden en Buenos Aires. Un año después ingresó a la Escuela Hotelera siguiendo una intuición, más que una pasión por la gastronomía. Poco tiempo después descubrió que cocinar era igual de emocionante que escuchar alguna canción de sus bandas favoritas.

“Siempre me gustó la cocina, pero fue después de pasar por otras carreras -que no fueron lo que realmente buscaba- que decidí intentarlo. No me gustaba el hecho de someterme a un horario fijo, a una oficina y estar todo el día frente a una computadora, sino dedicarme a un trabajo dinámico y divertido como lo es para mí la gastronomía”, explica.

Martú es el apodo de su hija Martina, de dos años y medio. Inspirada en ella, la pareja decidió abrir el restaurante después de que Monroy trabajó por más de cinco años en otro establecimiento especializado en pastas.

“Nos tomó más de seis meses planear todo, además del financiamiento en el banco y todo lo que implica abrir un restaurante”, comenta Galindo.

Las impresiones y la realidad

Para la periodista cultural Claudia Daza, que frecuenta Martú, ver a un joven con el cabello largo -atado en una cola de caballo-, de negro y siempre serio a la hora de hacer su trabajo, condice mucho con el estilo musical que domina el lugar.

Daza sabe que existen otros lugares en donde se puede comer y escuchar rock en La Paz. Sin embargo, la particularidad de éste es que se puede ver a la persona mientras cocina y cómo disfruta de la música que escucha.

“Hice una relación con el rock, la cocina y su seriedad al cocinar. Pienso que él hace un trabajo serio, así como es el género musical que disfruta. Sé por ello que no me va a preparar cualquier cosa”, afirma la comunicadora.

Sobre su seriedad en el trabajo, Monroy piensa que “el fin no es que te paguen, es hacer bien las cosas y ganárselas”.

Y es que la relación que él tiene con la comida está unida inevitablemente con lo que escucha; ha casado a los sentidos del olfato y el oído. Si hace repostería le gusta escuchar a la leyenda francesa Edith Piaf, pero si prepara algo típico boliviano prefiere a Wara.

Para este chef, la idea típica -y hasta negativa- que muchas personas tienen sobre los rockeros o metaleros siempre existirá. Sin embargo, sostiene que la sociedad no nota que ellos han dejado la adolescencia, más no sus gustos musicales.

Esta pareja -padre y madre profesionales que viven como cualquier otra persona- colecciona discos y viaja a países vecinos para asistir a conciertos, donde aprovecha para lucir sus poleras rockeras, las mismas que Monroy se anima a vestir en su cocina.

Daza añade otro atractivo: para ella no hay nada más interesante que ver a alguien libre en su trabajo y que lo disfruta. Quién diría que las pastas y el rock harían una mancuerna que funcione de la mano de un paceño.

Los cinco platos...
Pastas La pasta que más le agrada preparar es la capellettis con langostinos a la naranja; se trata de una pasta rellena plegando cuadrados o círculos y elaborada con huevo.


La segunda El segundo lugar en su top cinco de pastas es para el tortellini boscaiola, que lleva una salsa con champiñones y jamón.


Las demás En tercer lugar está el ñoqui cuatro quesos, le siguen los ravioles al pesto y por supuesto la tradicional y famosa lasaña.




y las cinco bandas
Iron Maiden Una de las bandas británicas de heavy metal a la que el chef César Monroy ha visto en dos oportunidades.


Judas Priest Es la segunda banda favorita de Monroy, considerada pilar fundamental del heavy metal.


ACCEPT Su tercera banda favorita conformada en Alemania y conocida por el tema Balls to the wall.


Rock La cuarta es AC/DC y le sigue Rainbow.

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