domingo, 10 de mayo de 2015

El Caballito’ es identificado como centro de venta de droga al raleo

La Razon
  Pese a ser clausurado 8 veces, el bar clandestino de remate “El Caballito” sigue abierto. Ahora es denunciado no solo por la venta de bebidas alcohólicas, sino también por ser un centro de comercialización de droga al raleo en La Paz. El Gobierno dice que es difícil controlar el microtráfico.
Este diario recibió la denuncia y constató la atención en este centro que está abierto a partir de las 04.00 durante los fines de semana. La venta de alcohol y droga es un secreto a voces para los vecinos de la calle teniente coronel Saavedra, en Villa Fátima, quienes están atemorizados por los actos que se realizan en esa cantina desde hace más de seis años.
La Razón comprobó que el bar abre normalmente los jueves, viernes, sábados y domingos. También  pudo constatar la comercialización en pequeñas cantidades de cocaína y marihuana, al margen de las bebidas alcohólicas y de la práctica de la prostitución. Las sustancias ilícitas son vendidas dentro de la cantina por jóvenes que primero hablan en clave y luego ofrecen la droga. Después indican el precio de los estupefacientes como la cocaína, que oscila entre Bs 40 y 50, y marihuana, entre Bs 12 y 22.
Evidencia. Una persona que frecuenta “El Caballito”, que pidió no ser identificada por seguridad, contó a este diario que la comercialización de la droga se hizo más frecuente en el lugar por la demanda que hay de parte de los jóvenes. Esta situación “hizo que se llene más el boliche de proveedores”, indicó sonriendo. Agregó que la afluencia de más personas aumenta las ganancias a los administradores.
Esa misma persona reveló que con frecuencia se ve a policías, vestidos de civil, compartiendo en el lugar. Indicó que generalmente son éstos los que más problemas causan, a veces por las “chicas del lugar”.
Este medio intentó hablar con los dueños del bar, pero sin éxito, ya que nadie salió a atender la puerta cuando se visitó el lugar durante la semana.
El ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, explicó que el microtráfico, la venta al menudeo de drogas ilegales, logra eludir, en muchos casos, los mecanismos de control de vigilancia y de Inteligencia de los efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN).
“Hablando en particular del lugar (“El Caballito”), por supuesto que se convirtió en una especie de centro de distribución y entonces ahí habrá que tomar medidas, pero que rebasan digamos solamente a lo que pueda hacer la fuerza antidrogas y la Policía Boliviana, sino que también tendrá que abarcar la responsabilidad del municipio”, señaló Moldiz.
Agregó que según informes de Inteligencia, en la ciudad de La Paz existen diferentes sitios clandestinos donde se da curso al microtráfico, en lugares que muchas veces fueron clausurados, pero que después son reabiertos con distintos nombres.
Ilegalidad. Efectivos de la Policía Boliviana precintan el bar de remate ‘El Caballito’ en 2013.
Respecto a los efectivos policiales que frecuentan el lugar clandestino, Moldiz aseguró que cuando hayan elementos contundentes para desarrollar una investigación se lo hará, por lo que ahí el papel de los medios de comunicación será importante, ya que podrán aportar compendios para tomar nota y realizar una investigación.
“No dudo de que existan algunos malos policías que hagan eso (ir a la cantina) y por eso, por los hechos como me confirma, hay la necesidad de avanzar hacia la revolución de la Policía Boliviana. No dudo de lo que me dice, pero no hay que generalizar”, manifestó Moldiz.
El 1 de julio de 2012, el subteniente de la Policía Daniel Ch. mató con su arma reglamentaria a Roy Campusano (24) en el baño de este local. El hecho es una muestra de los conflictos que se suscitaron en esa cantina. El autor del crimen está detenido preventivamente en la cárcel de San Pedro.
Una vecina de la zona denunció que existe mucha inseguridad en el barrio, debido a la cantidad de borrachos que salen del bar y también porque algunos jóvenes son evacuados narcotizados o inconscientes. “Los despachan en taxis o también los dejan en la calle frente a la plaza Villarroel”, dijo.
Un comerciante del lugar corroboró que los fines de semana, entre las 12.00 y las 17.00, salen jóvenes en total estado de ebriedad, a veces directo a pelear o dormir en las vías.
Moldiz: Falta labor conjunta para el control de bares
La Razón
Según el Gobierno, falta coordinación con la Alcaldía de La Paz para realizar un control a las cantinas clandestinas que funcionan en la urbe paceña, como “El Caballito”, con el fin de evitar que se conviertan en centros donde se cometan actos ilícitos.
Este diario verificó que el citado bar trabaja con normalidad los fines de semana, pese a que fue clausurado por la comuna paceña al menos ocho veces. En este lugar se registra la venta ilegal de alcohol y drogas, y la práctica de la prostitución.
“Esto pone al descubierto, digamos, la fragilidad en la que no existe una coordinación interinstitucional, en este caso, entre la Alcaldía de La Paz y la Fuerza
Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN)”, dijo el ministro de Gobierno, Hugo Moldiz.
La autoridad sostuvo que el ilícito del microtráfico de drogas ilegales puede ser controlado, pero con el trabajo coordinado en todas las instancias pertinentes, pese a que es difícil detectar este tipo de actividad.
El viceministro de Seguridad Ciudadana, Gonzalo Lazcano, reconoció que falta coordinación, pese a que  esta instancia gubernamental tiene la voluntad de apoyar en este tema y los que sean necesarios.
“Como Viceministerio de Seguridad Ciudadana activamos y apoyamos con el tema de la Policía Boliviana a quienes lo soliciten, entre ellos la Alcaldía”, señaló la autoridad.
Añadió que ante el problema que sale a luz con “El Caballito” se requiere la participación de otras instancias más, como la FELCN. Advirtió que de todas formas se tiene que intervenir la cantina porque si se necesita más ayuda, los guardias municipales y la Policía pueden apoyar.
El superintendente de la Alcaldía de La Paz, mayor Carlos Valencia, aseguró que primero se debe verificar el funcionamiento del local “El Caballito”, para luego coordinar el trabajo operacional.
“Durante el tiempo que trabajo en la Intendencia no se pudo clausurar el bar citado, ya que muchos vecinos denunciaron que funciona. Por ese motivo hicimos operativos, pero sin éxito”, informó Valencia.
Agregó que se trabaja en la investigación del caso con el fin de evidenciar las actividades que se realizan.
La cantina clandestina en cuestión está ubicada en la zona de Villa Fátima, en la calle teniente coronel Saavedra. De acuerdo con los funcionarios de la
Intendencia Municipal de 2013, funcionaba las 24 horas del día, acción que violaba la normativa edil que prohíbe la venta de alcohol y su consumo de 04.00 a 09.00. Esta norma aún está vigente en la urbe paceña.
Los vecinos de la zona expresaron su molestia y preocupación por la inseguridad que existe y la impunidad de los dueños del local, ya que funciona “en las narices” de las autoridades municipales y policiales. Por eso piden mayor control en el lugar.
La situación de “El Caballito” es considerada la más controversial, debido a que sigue en funcionamiento, pese a ser clausurado ocho veces.
Desde 2007, ‘El Caballito’ fue clausurado ocho veces
El conocido bar de remate “El Caballito” fue clausurado en ocho oportunidades por autoridades de la Intendencia de la Alcaldía de La Paz, desde 2007. No obstante, todavía funciona con normalidad en la zona de Villa Fátima (La Paz).
La cantina opera pese a que incluso la Fiscalía paceña ordenó su cierre definitivo, en 2012, porque ahí se cometió un crimen, pues un policía mató con su arma de fuego a un joven de 24 años, aparentemente por una discusión particular.
De este bar clandestino era dueño Ernesto Córdova, quien en su momento siempre negó que en el local se cometieran actos ilícitos. Este diario intentó hablar con esta persona para verificar si sigue administrando el lugar, pero sin éxito.
Para ingresar a la cantina se deben pasar por tres puertas controladas por al menos diez personas que hacen el trabajo de seguridad.  En el primer ingreso, que da a la calle, hay un hombre (campana) que informa qué tipo de persona llega al bar. Luego, en la segunda puerta, existen cuatro varones que cobran el derecho al ingreso (entrada). Por último, se entra a un callejón largo y oscuro para terminar en un pórtico, en donde cinco personas también se encargan de revisar. Esos son los pasos para ingresar al bar. El centro funciona pese a que la Intendencia de la Alcaldía, en 2013, le quitó todos los muebles. A la fecha funciona con mesas de ladrillos y sillas de cemento. Además de la venta de alcohol y drogas, se comercializa artículos robados

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