lunes, 25 de mayo de 2015

Tres factores ‘asfixian’ a los pequeños restaurantes paceños



Al menos 160 propietarios de negocios gastronómicos pequeños se unieron para conformar la primera asociación de su tipo en La Paz, que busca evitar que el sector sea “asfixiado” por la presión tributaria, la sobreoferta y el alza del costo de la mano de obra.

“Este sector es el más sacrificado. Nuestro trabajo comienza a las 05.00 y termina a la medianoche o más”, contó Franz Alavy, presidente de la Asociación de Propietarios de Negocios Gastronómicos de La Paz, organización fundada el 10 de abril y conformada principalmente por dueños de pensiones, restaurantes, fondas, rosticerías, broasterías, pescaderías y pizzerías pequeñas.

“De cada 1.000 negocios en gastronomía que hay en La Paz, solo 10 son grandes y 100 medianos (...). Nuestro sector es muy numeroso y aglutina a todos esos negocios familiares que trabajan mayormente de forma artesanal”, agregó el propietario de la rosticería El Fogón, quien calcula que en la ciudad hay al menos 5.000 emprendimientos de este tipo.

El oficio en gastronomía, según Alavy, se transmite de generación en generación y es una de las tres ocupaciones —además del transporte y el comercio— en las que no se requiere de mano de obra calificada. “Por eso hay sobreoferta de estos negocios, lo que ocasiona el cierre de cinco de cada diez negocios que se abren”, declaró el dirigente de la asociación, la cual nació con el objetivo de apoyar a sus afiliados, mejorar la calidad de su servicio, planificar su crecimiento y luchar por sus derechos.

Trabajo. De acuerdo con Alavy, esta sobreoferta estaría impulsada por universidades e institutos con carreras en gastronomía que prometen un futuro que “no es real”.

Según datos del Ministerio de Economía, en el periodo 2003-2012 las ventas y servicios facturados de los restaurantes en el país se multiplicaron por diez, al pasar de $us 42 millones a 411 millones. A octubre de 2013, esas ventas sumaron $us 416 millones.

“Todos dicen que en la comida ‘se gana bien’, eso tal vez fue cierto hace diez años, pero ahora no”, manifestó el dirigente.

“La gente piensa que el solo hecho de vender pollos nos hace grandes millonarios. No es así, hay muchos negocios que se abren”, expresó María Cadena, propietaria del snack Guiley.

La cualidad perecedera de la comida, “lo que no se vende en el día es perdido”, y el “excesivo” incremento de los costos de la mano de obra y los alquileres son solo algunos de los demás problemas que enfrenta el sector.

“Cuando nuestro almuerzo se vendía en Bs 6,50, el salario mínimo era de Bs 440; ahora el sueldo mínimo es de Bs 1.656 —casi cuatro veces más—, mientras la comida se vende en Bs 8 o 10. Deberíamos estar vendiendo el plato de almuerzo a Bs 25”, expuso Alavy.

Asimismo, según el propietario, de cada Bs 1.000 vendidos se gana como máximo Bs 300, monto con el cual deben pagar el 13% del IVA sobre el total de las ventas y el 3% del Impuesto a las Transacciones (IT), además del Impuesto a las Utilidades de las Empresas (25%).

Solo con el IVA y el IT “nuestra ganancia cae de Bs 300 a 140 por el capital invertido y al margen de que trabajamos 18 horas, todos los días”, indicó Alavy.

Este medio envió un cuestionario al Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) para tener más información sobre este tema, pero la institución no emitió respuesta hasta el cierre de esta edición. “En Impuestos nos han dicho que solo tenemos que pagar el 3% del IT, que el 13% del IVA lo podemos descargar con facturas. ¿Cuáles facturas?, si el 90% de lo que compramos —abarrotes, verduras y carnes— proviene del mercado informal”, dijo el dueño de El Fogón.

“El Gobierno no piensa en los que queremos empezar a trabajar y crear fuentes de trabajo”, sostuvo al respecto Luis Alarcón, dueño del restaurante ¡Bon Appetit!

“Si compramos en el supermercado (con factura), nuestros precios hoy populares subirían, y subiría la inflación y el costo de vida porque tendríamos que incrementarle eso (el costo de la factura) al consumidor”, afirmó Alavy.

“Subvencionamos nuestros negocios con nuestro trabajo, a costa de que nuestras utilidades sean menores. Si los precios del tomate o del pollo suben, nosotros no”, agregó el dirigente del rubro, el cual demanda “un trato preferencial” y ser incluido en al Régimen Tributario Simplificado (RTS).

“Cuando fui a Impuestos, con solo mencionar que vendo pollitos me informaron que me corresponde el régimen general. Me dijeron: ‘Usted tiene que facturar’ sin venir a verificar mi negocio. ¿Por qué?”, se preguntó la dueña de Guiley.

MEDIDAS. “Los comerciantes de pollos crudos, carniceros y otros sectores venden más que nosotros y no pagan impuestos en la magnitud en la que quieren hacernos tributar. El Gobierno nos está asfixiando”, lamentó Alavy.

De acuerdo con información del SIN, pueden acogerse al RTS las personas que trabajan con un capital de entre Bs 12.000 y 37.000, y tengan ingresos anuales menores a Bs 136.000 (Bs 372,6 por día). “¿Con eso qué hacemos?, nos morimos de hambre”, cuestionó Alavy.

“Para pagar hoy el salario mínimo, uno tiene que vender arriba de 100 platos al día. Eso para no- sotros es un problema grande”, manifestó Alarcón. La venta de 100 almuerzos a Bs 8 por plato genera un ingreso de Bs 800, Bs 427,4 más de lo máximo establecido por el SIN para pertenecer al régimen simplificado.

Según Alavy, en cada negocio trabajan entre cinco y diez personas. “Generamos trabajo, aportamos al desarrollo del país. Trabajamos con nuestros familiares, hijos, esposas, padres y algunos dependientes”, señaló el dirigente, quien pide que el Gobierno escuche sus preocupaciones. “Queremos tributar, pero queremos que se estudien nuestras características”.

“No se puede tener empleados, el Gobierno nos ha atado de manos y pies en eso”, contó Cadena, quien ejerce una función “múltiple” en su negocio (cocina y vende) y quien no recibe pago doble por el trabajo realizado los domingos, no tiene aguinaldo y no cuenta con seguro de salud ni jubilación.Alavy afirmó que si el Ejecutivo no responde a sus demandas, el sector se verá obligado a cerrar sus negocios y engrosar la actividad del comercio informal que hoy satura algunas calles del país.

Opiniones

Franz Alavy

‘Queremos cumplir nuestras obligaciones’

“Nuestros afiliados están por toda La Paz. Primero nos estamos organizando en la ciudad, pero estamos iniciando contactos con compañeros de otras ciudades. Vamos a a acercarnos para poder coordinar y mejorar los servicios que ofrecemos. Queremos cumplir nuestras obligaciones, pero también queremos que se respeten nuestros derechos”.

Luis Alarcón

‘Nos quieren dar de baja con los impuestos’

“Somos artesanos de la comida, la comida la hacemos con mucha dedicación, ya que así podemos crecer y salir adelante. Pero tenemos un problema grave, en vez de que el Gobierno nos deje desarrollarnos y hacer negocios, nos quiere dar de baja con los impuestos. El Gobierno no piensa en que queremos empezar a trabajar y poder crear fuentes de trabajo”.


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