domingo, 28 de abril de 2013

Cafés, 100 por ciento creatividad

Con una visión innovadora, algunos cafés-pub ofrecen sus locales como espacios alternativos y de interacción social. Con el tiempo se genera una simbiosis comercial y lúdica, que brinda una identidad propia al negocio.

COWORk, ideal para trabajar

“Trabajo en casa” es un nuevo concepto que poco a poco está ingresando con fuerza en el mercado local; pero esta relativa comodidad también conlleva algunas limitaciones o desventajas, como las distracciones familiares cotidianas y el estrés de mantener la actividad a escala profesional.

Esta es una de las razones para que muchas personas opten por salir a espacios “públicos” y entre los más visitados están los cafés; pero en realidad, estos no son los más aptos para requerimientos laborales.

Por esta razón es que Cowork se convierte en la mejor opción, donde el profesional puede alejarse de las distracciones y además contar con un espacio público, ideal para trabajar; puesto que cuenta con instalaciones óptimas para el trabajo, goza de una red de internet de alta velocidad y no debe incurrir en mayores gastos, como ser de alquiler y el amoblado.

“Este es un concepto empresarial de gran utilidad alrededor del mundo y hoy está al alcance de los cochabambinos”, señala Santiago Laserna, quien con una maestría en negocios y arte creativo, se convirtió en el gerente propietario del primer Cowork en Bolivia, ubicado en la calle Hualparrimachi # 1585, Cala Cala.

Laserna señala que Cowork es un proyecto financiado por el Centro de Estudios de la Realidad Económica Social (CERES), ya que son sus consultores extranjeros quienes habitualmente utilizan estas instalaciones, ya que no tienen la opción ni el tiempo necesario para rentar una oficina o, simplemente no les gusta trabajar en los hoteles.

Cowork cuenta con varias estaciones de trabajo además de salas de reunión, privadas o semiprivadas, que cuentan con la tecnología necesaria para entablar reuniones empresariales a bajo costo.

Este espacio también es de utilidad para que los profesionales independientes puedan interrelacionarse, tanto física como virtualmente, y establezcan sus lazos profesionales para trabajar juntos en nuevos proyectos. “Somos como un empresa, contamos con diseñadores gráficos, fotógrafos, publicistas y otros... damos referencia del tipo de trabajo que desarrollan en sus diferentes áreas”, asegura Santiago Laserna.

Otro de los puntos favorables es que el cliente puede acompañar su rutina laboral con una taza de café o disfrutar del amplio menú del local, donde la oferta gastronómica varía entre dulce y salado, pero ni duda cabe que los más apetecidos son los pasteles y las masitas finas.

Este lugar no es restrictivo para los que no van a trabajar. Todos los que deseen pueden visitar Cowork para compartir un grato momento, pues el espacio físico está dividido en dos, por un lado, el área de consumo y por otro, el espacio laboral.

LA MUELITA

Otro de los espacios alternativos, donde se conjuga el arte, en su diversidad de género, con el entrenamiento, es el Café Visual La Muelita, ubicado en la avenida Potosí #1392, esquina Portales.

Este espacio cultural funciona dentro del conocido pub “La Muela del Diablo”, donde, a iniciativa personal de Gabriela Córdova y

Lenin Butrón, propietarios e impulsores que fusionaron la gastronomía con la cultura, sobre todo la fotografía.

“En realidad, La Muela funciona hace seis años con otro tipo de actividades, principalmente conciertos de agrupaciones nacionales, tanto de música rock como también nacional; pero vimos que se podía utilizar el ambiente cerrado en la difusión del arte y es así como nace la Muelita”, afirma Lenin Butrón.

Este espacio cultural mide unos 10 metros de largo por cuatro de ancho y está ubicado en el sector norte de la infraestructura.

Allí, apenas se acomodan unas ocho mesas con sus respectivas sillas, la luz es tenue, pero existe iluminación directa hacia las paredes de piedra vista, donde están instaladas fotografías. La exposición está montadas en líneas horizontales, unas en frente de otras, las cuales no superan las 20 muestras.

Córdova asegura que la Muelita nació con la intención de dotar a la ciudad de un espacio que sirva de punto de encuentro para los diferentes colectivos implicados en la acción cultural, los mismos que no tienen espacios para difundir su arte, como la literatura, las proyecciones fílmicas y fotografías.

En este corto tiempo de actividad la Muelita ya tiene su público cautivo. Cada miércoles, a las ocho de la noche, se exhibe en una pantalla, en formato digital, el trabajo de varios fotógrafos novatos.

“Semanalmente se dan cita los seguidores de este arte; aquellos que tienen la suerte de vivir de sus fotografías y los que simplemente cultivan el placer por este arte”, enfatiza Lenín Butrón.

Pero además, la Muelita es un centro de enseñanza, en el cual los fotógrafos más antiguos trasmiten sus conocimientos a los nuevos.

Entre los asistentes permanentes se encuentran los miembros del grupo fotográfico “El cuarto”, quienes se encargan de montar sus exposiciones y vender sus fotografías.

“Las piezas fotográficas están a la venta y nosotros, como administradores, sólo nos encargamos de hacer un nexo entre el interesado y el fotógrafo, pero sin recibir comisión por la transacción”, explica.

En este reducido pero productivo espacio, la Muelita también recibe la visita de fotógrafos itinerantes, que por diversas situaciones están de paso en la ciudad y que hacen una pausa en el camino para exponer como el holandés Jean Claus Wicky y Robert Potman, de la National Geographic.
Arte urquidi café

Cuando apenas se atraviesa la puerta la duda se apodera de uno, puesto que no se sabe si es un café o una exposición de arte. Las mesas y la clientela degustando diferentes estilos de esta bebida son la respuesta.

Se trata de “Arte Urquidi Café”, uno de los cafés más singulares del centro de la ciudad, el cual está ubicado en la calle Colombia entre España y Baptista; y que dentro de poco cederá otros espacios para la exposición de trabajos artísticos.

Arte Urquidi Café es un ambiente amplio y su decoración es una explosión de colores sin precedentes. Las paredes están cubiertas de pinturas, pósters y algunos objetos artísticos, de producción de los tres hermanos Urquidi Carreño, todos ellos pintores.

Otra característica del lugar es la fusión del colorido con la música, agregándole un toque mágico. Los propietarios de este lugar son Roberto, Alejandro y Erick, hijos del conocido pintor cochabambino Héctor Urquidi.

Roberto señala que este café tiene la proyección de ampliar su espacio de exposición, puesto que el actual sólo sirve para mostrar los trabajos de “Cayano”, nombre artístico de su hermano Alejandro, que cuenta con un merchandising amplio (bolsos, postales, tazones, poleras, etc) que tienen su toque personal, puesto que todos los objetos tienen los diseños de los cuadros pintados por él.

“Con el nuevo proyecto pondremos al alcance de los pintores un salón de exposición que no requiera de un amplio currículum para poder exponer sus obras” afirma Roberto y es que la concepción de su familia es vivir del arte, por y para el arte.

“Nosotros tenemos la misión de acrecentar los espacios de exposición para los pintores y así poder ayudarlos en sus primeros pasos” enfatiza el pintor.

Según el programa de trabajo de estos artistas, la nueva galería de arte estará concluida en mayo. Por el momento, los hermanos están trabajando en la decoración, puesto que ellos personalmente se encargan de todos los detalles, así crean un ambiente que mantenga el distintivo de la familia, señala Alejandro.

De igual manera, el Café está trabajando arduamente con una procesadora local en cuanto a la producción de cerveza, en dos sabores poco convencionales, café expreso y vainilla; la cual se dará a conocer en la apertura del salón de exposición.

Este es un café en el cual se puede charlar a gusto, sin que los altos decibeles ensordezcan y disfrutando del arte, donde los cuadros se confunden con la decoración, para crear un entorno muy singular en el cual nace, sin pensarlo, el deseo de pintar o, por lo menos, volver pronto a este lugar.


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