sábado, 15 de febrero de 2014

Chez moustache combina sabor y humor con los bigotes

El humor es el ingrediente principal en Chez Moustache, un restaurante donde los bigotes toman protagonismo y se convierten en un símbolo universal que aproxima a gente famosa y gente común de la sociedad. La calidez, espontaneidad y, por supuesto, el sabor de la comida hacen de éste un espacio singular para disfrutar de la alta cocina francesa en el barrio Sopocachi de La Paz.
El artífice de este concepto es el chef francés Frank Ouvrard, quien lleva dos años administrando este negocio que arranca sonrisas a quienes se asoman a la hora del almuerzo y de la cena.
Pasaron casi cuatro años desde su llegada a La Paz, como parte de un recorrido por Sudamérica, que había iniciado en Colombia y debía terminar en Argentina.
No obstante, el trayecto marcado en el mapa quedó inconcluso, porque en cuestión de dos días el "chef sin fronteras”, como él mismo se define, decidió soltar anclas en esta ciudad con la que tanto se identifica. "Es una ciudad especial y única, como yo”, afirma con el humor que lo caracteriza.
Luego de un año aprendiendo el idioma y adentrándose en la cultura, finalmente abrió las puertas del restaurante.
En el ingreso destaca un letrero con el dibujo de una llama con delgados bigotes que evocan al del pintor Salvador Dalí y una pequeña boina francesa, realizado por el reconocido Al-Azar.
Y ése es sólo el comienzo de todo el arte que lleva en su interior este lugar particular.
Frente al bar, que está cerca a la puerta de ingreso, resalta una pared llena de personajes bigotudos. Desde reconocidos personajes bolivianos como Pedro Domingo Murillo, Jaime Saenz, David Mondacca, Agustín Cacho Mendieta, Raúl Chupa Riveros y los archiconocidos bigotes de Xabier Azkargorta, hasta famosos de otros países como Gabriel García Márquez, Sean Connery y Frank Zappa forman parte de su enorme colección.
A éstos se suman las fotografías de Evo Morales, Álvaro García Linera y François Hollande que, a falta de un mostacho real, llevan colado uno frondoso , para que no queden indiferentes ante sus pares Daniel Ortega y Nicolás Maduro.
En este muro también ganan un espacio de popularidad viejos clientes que, contagiados por el humor del propietario francés, posaron con un par de bigotes falsos que él mismo guarda en un cajón para ocasiones especiales como éstas.
A pocos metros del bar se encuentra el baño del local, donde están pegados recortes de mujeres célebres, como Frida Kahlo, Penélope Cruz, Jennifer Lopez y Angelina Jolie -como no podría ser de otra manera- con unos bigotes dibujados en el rostro.
Pero el vino también es protagonismo en este restaurante. En uno de los ambientes hay una especie de bodega en la que guarda decenas de botellas con diversas etiquetas y una enorme variedad de sabores y aromas que se impregnan en las paredes.
En el cuarto de al lado, una vieja chimenea en la que posan un par de floreros con rosas rojas le dan el toque íntimo y romántico que bien se complementa con la elegancia de las copas dispuestas en la mesa junto a la vajilla de porcelana blanca y los candelabros con velas alargadas.
Y en los muros, nuevamente, gente bigotuda. Esta vez, series de retratos del pintor Dalí y Charles Chaplin en blanco y negro.
En el ambiente aledaño, atravesando un muro en forma de arco, se aprecian fotografías de afamados personajes, filósofos y escritores de todo el mundo, esta vez con algunas de sus frases.
Alrededor de Albert Eisntein, Jaime Freyre, Ernesto Che Guevara, Martin Luther King, Nelson Mandela, Mario Benedetti y Gandhi está el Mallku con la frase: "Lucho para que mi hija no sea tu sirvienta”; y también Mario Moreno Reyes con la frase: "El mundo debería reírse más, pero después de haber comido”.
Bajo la filosofía de Cantinflas, el chef Ouvrard creó estos espacios cómicos que sólo pueden disfrutarse con el variado y exquisito menú que elabora cada día, inspirado en la comida francesa y en ingredientes bolivianos que se detallan en una pizarra negra.
Diversas ensaladas y carpaccios; platos fuertes con carne de res, pollo, cerdo, pescado y pato; además de postres sofisticados, como tiramisú o crème brûlée, forman parte de la oferta.
"Todo es fresco y hecho con amor”, asegura el cocinero, quien explica que él mismo se encarga de hacer las compras en el mercado Rodríguez, de lunes a sábado, a las 6:00, para conseguir los mejores y más frescos productos.
Después de recorrer los puestos y negociar con las caseras, se prepara para su rutina deportiva, alternando el trote con la natación, para afrontar la jornada intensa y agotadora que le espera en Chez Moustache, hasta la medianoche.
Esta innegable pasión por la gastronomía empezó hace 26 años en su ciudad natal, La Rochelle, donde adquirió sus primeras armas culinarias con sacrificio y entrega.
Luego, con sus visitas a Alemania, Brasil, España, Colombia y Inglaterra, entre otros, obtuvo una visión distinta de la cocina y, ahora, en Bolivia asegura que es muy feliz.

Esa enorme sonrisa dibujada en su rostro lo delata. Frank Ouvrard disfruta de su estadía en La Paz tanto como cocinar, tanto como hacer reír a los demás... Y con ese frondoso y falso mostacho, se despide satisfecho por cumplir este sueño cada día.

Chez Moustache
Atención El restaurante Chez Moustache está abierto de lunes a sábado, a partir de mediodía hasta la medianoche. Sirve almuerzo y cena, acompañados de un buen vino.
Ubicación El restaurante se encuentra en la calle Heriberto Gutiérrez N° 2366, entre la calle Belisario Salinas y Rosendo Gutiérrez (Sopocachi).
Contacto Para mayor información, llamar al 605-24872 o consultar su página en Facebook: Chez Moustache, donde suben frecuentemente fotografías de sus clientes y sus ofertas.

"De Francia extraño el queso y el vino... No ha sido fácil adaptarme a La Paz, pero ahora soy muy feliz aquí”.

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