jueves, 23 de julio de 2015

Las tardes de gastronomía chapaca en el histórico puente San Martín



“Vamos a comer al puente San Martín” es la frase que se utiliza comúnmente durante las tardes tarijeñas, cuando el hambre se hace sentir y se busca un lugar para llenar el estomago. Se trata de una zona de venta de comidas ubicada sobre la avenida Costanera, muy cerca del puente que conecta el casco viejo de Tarija con la banda y los barrios que la componen.

Este espacio de comidas surgió espontáneamente ante la necesidad recíproca de las vendedoras, de ganarse el sustento y de la población de contar con un lugar donde comer. De esta manera esa zona estratégica de Tarija, que históricamente ha sido un espacio al que los tarijeños iban por diversos motivos, se convirtió en un punto de reunión familiar.
“No recuerdo exactamente desde cuando –trata de hacer memoria el historiador Elías Vacaflor- pero recuerdo que a principios de los 80 íbamos todavía a cazar y a recolectar paja para la fogata de San Juan y aún ahí no había nada”, dice refiriéndose a los puestos actuales. Por ello infiere que dichos espacios fueron construidos después del año 1985.
De acuerdo al historiados Julio Ávarez Mercado, en el año 1950 se construyó el Puente “San Martín”, sobre el río Guadalquivir con financiamiento del gobierno de la República Argentina en ocasión de la celebración del centenario de la muerte del Libertador general José Miguel de San Martín y el año declarado en su conmemoración.
El financiamiento vino a cambio de que el puente lleve el nombre del Libertador y así fue. El puente San Martín, otrora “trampolín” para darse un chapuzón en aguas del río Guadalquivir, hoy es el principal medio de conexión entre la antigua ciudad y las nuevas urbanizaciones surgidas en “La Banda”, área densamente poblada y comúnmente conocida como Senac por la construcción de viviendas en predios contiguos a las oficinas del ex Servicio Nacional de Caminos (Senac), que dio lugar al surgimiento de nuevos barrios.
De esta manera cerca al puente, las vendedoras de comida percibieron el potencial comercial del lugar para el rubro, por lo que se instalaban cada tarde en la curva que lleva de la avenida al puente San Martín. Ahí vendían humintas y anticuchos.
Antiguamente los principales compradores de las comidas eran los caminantes que vivían pasando el puente, en especial los vecinos de Tablada, Senac, y quienes hacían su breve parada para detenerse a comer algo antes de continuar el camino a casa, en una época en que aún no había servicio de micros.
De ese modo luego se construyó un espacio para las vendedoras de comidas y se bautizó al lugar con el nombre del puente que era el punto de referencia para ubicarlo. “Vamos a comer al puente San Martín”, decía la gente. En esa época eran cuatro o cinco las vendedoras, dos de comida típica: saice, ranga, ají chapaco, y unas tres de anticuchos y humintas.
Tarija era por entonces una ciudad pequeña y para doña Nora Baldivieso, que fue una de las primeras en instalarse, esa fue una manera de ganarse la vida que se trasmitió de generación en generación y hoy su hija ocupa su puesto.
“Mi mamá vendía aquí desde hace 45 años”, cuenta su hija, Mariela Baldivieso, quien vende en un espacio de la infraestructura que se construyó posteriormente. “Mi mamá vendía más allá, donde está el pino, a la vueltita del puente, hasta que construyeron los puestos de venta y las que vendían ahí fueron las primeras en tomarlos y luego vinieron más”, explica.
En la actualidad el estado de la infraestructura muestra un gran deterioro e incluso no hay servicio de agua para que las comerciantes puedan lavar sus utensilios. Se trata de un lugar que fue estratégico en su momento para las vendedoras y comensales, y que hoy es estratégico dentro de lo que es la Tarija Turística.
Las autoridades han percibido esto y hace unos cuatro años hubo un proyecto para ampliar la infraestructura y mejorar las condiciones y servicios básicos. Sin embargo, se enfrentaron con impedimentos en cuanto a la preservación de la zona ya que se debían talar árboles, lo que afectaba el medioambiente, “así el proyecto se paralizó”, explica Mariela Baldivieso.
Sin embargo, la infraestructura actual les sirve como cobijo frente a la lluvia o el sol, aunque en época de invierno el frío se hace sentir y es palpable la falta de paredes que reduzcan el impacto del viento procedente del río. También es necesario dotarles de agua corriente para cada puesto.
Pese a las dificultades de infraestructura, la venta de comidas del puente se ha convertido en un referente del lugar para degustar la comida típica regional que tiene un impacto a nivel de turismo.“Lo que más me gusta es el sándwich de matambre”, asegura Mariana Joffre, quien es paceña y visita Tarija por las vacaciones de invierno. “Ya vine tres veces y siempre pido lo mismo”, agrega.
Actualmente, además de la venta de comidas típicas tarijeñas, se ofrece api con pasteles, anticuchos, sándwiches de matambre, chorizo e incluso zonzo, una comida típica de Santa Cruz.
Hasta hace unos tres años la oferta de comidas se restringía a los sábados y domingos pero actualmente se la hace todos los días de la semana con un lleno total.
Para atender mejor a sus clientes, las vendedoras han instalado mesas en la acera de la avenida consolidando el rubro de las comidas en un lugar que siempre ha sido el favorito en Tarija para ir de paseo. Al costado se puede contemplar el río Guadalquivir.



Lo más solicitado por los comensales

Los platos
La comida típica de Tarija es una de las principales ofertas gastronómicas en el puente San Martín y fue una de las primeras hace más de 40 años cuando los principales comensales eran los caminantes que volvían a sus casas a pie.

El api con pasteles
En horas de la tarde el api con pasteles de queso es uno de los alimentos más solicitados en el puente San Martín, por los tarijeños y visitantes de otros lugares, muy especialmente en la época de invierno cuando apetece algo caliente.

Las humintas
La preparación de humintas fritas es una tradición muy antigua en el puente San Martín que es uno de sus principales puntos de venta, especialmente en la época de verano cuando se cosecha el choclo, ingrediente principal de esta comida.

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