Hoy he querido juntar estos dos centros sociales de la ciudad de Tarija: el Club Social y el Club Árabe, como una muestra más de la obra de aquel hombre inmigrante don Isáac Attie, que llegó desde la lejana ciudad de Damasco (Siria), a un lugar de la extensa geografía del mundo, Tarija (Bolivia), la conoce, vive esta ciudad, laquiere y finalmente adopta este suelo como suyo, cuando en una emotiva carta decía:
“Estoy ligado estrechamente con este pueblo de Tarija y esto para mí se llama Patria. Porque Patria, no es solamente el lugar donde se ha nacido; es el pedazo de suelo, cualquiera que sea, donde se ha vivido con honradez, donde se ha luchado con esfuerzo y sacrificio, donde se ha acariciado las más bellas esperanzas, donde se ha sufrido, se ha triunfado, donde nos sea dado recoger los frutos del perseverante y diario luchar, … Y si el destino y la suerte han querido que yo elija esta tierra del Guadalquivir y logre el honor de formar parte de esta bella familia tarijeña, me queda pues el derecho de llamar mi Patria a Tarija.” Periódico “El Antoniano” (año 1940)
El Club Social y el Club Árabe en esta oportunidad servirán de instrumentos, serán el pretexto en la obra de Isáac Attie para poner de manifiesto, una vez más, que: ” las obras son amores, y no buenas razones.”
Después de varias obras materializadas en magníficos edificios, de extraordinaria importancia para la vida cultural, educativa, política y social de Tarija, realizadas por Isáac Attie, como un ciudadano más de esta ciudad, o cumpliendo las funciones de Alcalde Municipal, nos ha dejado un gran ejemplo, una profunda filosofía de vida, y una gran lección de patriotismo, de convivencia, de humanidad y de respeto a sus semejantes.
Seguiremos sus palabras del párrafo inicial:“… y si el destino y la suerte han querido que yo elija esta tierra del Guadalquivir y logre el honor de formar parte de esta bella familia tarijeña”…
Es así como se integra a la sociedad tarijeña y qué mejor circunstancia que la de participar en la construcción de un Club Social, un centro de encuentros, de reuniones, de pasar el tiempo en actividades de juego, lecturas, conversaciones y tiempo de recreo, que hoy conocemos en el concepto moderno, deocio. Lugar donde además nació el Comité Pro intereses de Tarija y la Central Obrera Departamental.
Por lo demás, atraer socios, sociabilizar la vida en Tarija descubriendo aficiones y creando un espacio físico de diversión, con gran categoría, con esmerado gusto y decoro, llegando a ser el Club Social de Tarija, el segundo mejor de Bolivia, después del Club de la ciudad de La Paz.
Con este espíritu, don Isáac Attie siempre ha estado rodeado y trabajando codo a codo con personalidades tarijeñas de gran prestigio y reconocidos méritos, quienes fueron: don Juan de Dios Mealla, presidente del Club Social en esa ocasión entre los años 1938 y 1947, el Dr. Bernardo Navajas Trigo, Ministro de Educación, gran contribuyente a la obra del Club Social y al desarrollo de Tarija y todo el directorio del Club Social en ese momento, quienes fueron personalidades del mundo cultural, artístico y deportivo de nuestra ciudad, donde se aglutinaban por encima de 300 socios.
Isáac Attie un hombre que ha sabido integrarse en la realidad social y cultural de Tarija, como así demostraba constantemente en todas sus actuaciones. Es una realidad el aporte que hace al Club Social, desde el momento que deja de ser alcalde y continúa trabajando para ver esta obra hecha realidad; sus continuos viajes a la ciudad de La Paz, para insistir con el préstamo del dinero ofrecido para este fin, sus repetidos viajes a la ciudad de Buenos Aires para adquirir muebles, vajilla y todo los enseres necesarios para dejar un Club Social digno de una ciudad en constante progreso.
Han pasado un total de 5 años entre 1942 y 1947, en la conclusión de la construcción de la obra del Club Social, inmediatamente después se inauguraba el día 30 de agosto de 1947, con una importante fiesta y puesta en marcha del Club, donde se sumaba la asistencia de más de mil personas, en un ambiente de gran solemnidad y elegancia de toda la sociedad tarijeña, personalidades, socios y familiares que colmaron los salones en ese incomparable marco de refinamiento, de progreso social y arquitectónico, embelleciendo así nuestra principal plaza de la ciudad de Tarija con un edificio Art deco, estilo arquitectónico que en esa época estaba de moda.
En los discursos de inauguración, así se resumieron las palabras de Isáac Attie:
“…que sus actividades como aquellas de los tarijeños de buena voluntad no deben acabar aquí, que colaborará, como lo hizo siempre a la grandeza y progreso edilicio y cultural de Tarija, y que hoy más que nunca se deben concentrar todas las energías y voluntades para procurar el constante progreso de la ciudad y departamento, declarando entregada la nueva y regia sede del Club Social.” (El Antoniano, 1947, sep. Tarija)
A continuación el discurso del presidente Juan de Dios Mealla en esta síntesis:
“… hizo al final el elogio del señor I. Attie que desde el momento que se colocó la primera piedra del edificio no dejó un solo momento de luchar para la realización de la obra y cuando no habían recursos propios del Club con su dinero particular, que solo la tenacidad y espíritu cívico de Attie podía llegar a tan grandioso resultado.
Concluido el discurso en medio de una entusiasta y prolongada ovación el Sr. Juan de Dios Mealla, apuntó sobre el pecho del señor Isaac Attie una artística medalla de oro y entregó el pergamino con las firmas del Directorio del Club Social, y de la mayor parte de los socios”( El Antoniano, 1947,sep.Tarija)
Otro ejemplo sin precedente es el Club Árabe, también obra de don Isaac Attie, quien junto a un excelente grupo de inmigrantes árabes, casi todos ellos de origen sirio, que llegaron a Tarija en las mismas condiciones, inmigrantes que en muchos casos llegaron a ser florecientes comerciantes, ellos fueron por citar algunos nombres, Alberto Baracatt, Teófilo Chamas, Nicolás Amado, (mi padre), Mauricio Exeni, Jacobo Julio, Jorge Barzón, los hermanos Yaques y Elías Attie, y muchos más, personalidades que en su momento organizaban y creaban otro centro social en el año 1936.
De esta manera comienza su andadura social y cultural la colonia árabe afincada en Tarija y al mismo tiempo se vincula con personalidades tarijeñas, repitiendo la figura de socialización del Club Social. Isáac Attie y Teolifio Chamas, socios del Club Socialy don Carlos Paz, don Bernardo Trigo Pacheco y demás personalidades tarijeñas, invitados a participar en las actividades del Club Árabe.
Un ejemplo de lo que fue este entendimiento, de participación conjunta y mutuo respeto, apoyo y trabajo en común, que realizaron en este proceso de convivencia,explica muy bien este párrafo:
“Todos conocen la labor desarrollada por la selecta colonia árabe por su espíritu emprendedor y progresista y por la solidaridad nunca desmentida en solucionar los problemas del pueblo, como también el aporte que llevan a las obras benéficas sociales.” (El Antoniano, año 1941)
Estas sencillas y significativas palabras tienen su origen en la cantidad de ayudas materiales y económicas en las que participaba la colonia árabe, ya sea en el aguinaldo de los huérfanos de guerra, de los niños pobres, como para el mobiliario de la Iglesia de San Juan, y muchas obras más.
Qué más podemos añadir al comportamiento de Isáac Attie en su larga participación en el desarrollo y progreso de este rincón del mundo Tarija, que todo lo hacía sin descuidar nada y sin dejar al azar y a la suerte su trabajo decidido, constante y participativo. Mas bien un hombre involucrado en su realidad, algunas veces como el mismo decía; “…se ha sufrido y se ha triunfado”, un hombre comprometido,”…para recoger los frutos del perseverante”.
Finalmente, concluimos que Isaac Attie ha dejado un manantial de posibilidades en sus obras, ha dejado el surco productivo para el cultivo y la cosecha; lección no asimilada ni aprendida por los que vinieron después, la que ha dejado un hombre lleno de valores. Para Tarija fue una gran suerte contar con un tarijeño, que demostró su agradecimiento a la tierra que lo acogió, con obras concluidas y no con piedras fundamentales, grandes estructuras de cementoinacabadas o promesas no cumplidas.Aquí cabe muy bien la frase: “por sus obras los conoceréis”.
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