Máncora conquistó al público cruceño con sus excepcionales creaciones, que fusionan la gastronomía peruana con los sabores más exquisitos y tradicionales de Bolivia. Tras tres meses de funcionamiento, el restaurante amplía su menú y se adapta al invierno local, con platos más contundentes y calóricos que darán al cuerpo lo que necesita para soportar las bajas temperaturas y al gusto una experiencia que debés vivir por cuenta propia.
Cinco estrellas para la recomendación de la casa, el cordero braseado con salsa de chicha, que consiste en piezas de esta carne cocinadas durante varias horas hasta alcanzar la máxima suavidad y selladas a la parrilla, bañadas con salsa de chicha y acompañadas con puré de papa morada y camote crujiente.
Otra opción igualmente deliciosa es el saltado de pechuga de pato nikkei con tacu tacu de lentejas. Un matrimonio perfecto de la comida peruana con la japonesa, en la cual dominan los sabores intensos de la salsa de ostión y de las hierbas.
Si te inclinás por una pasta, tomá en cuenta el ossobuco a la cerveza negra, y si lo hacés por los pescados, el chupe es el consentido de la estación, al igual que los chicharrones de paiche rebosados con quinua, servidos con salsas de maracuyá y de maíz morado.
En el bar de Máncora el licor boliviano está de fiesta, pues el singani Casa Real es el protagonista de los shoofly, la delicia estadounidense que podés probar en sabores de mocochinchi, canela y otros
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