Stefanina Parussa y Aniello Vaccaro llegaron de Italia a Bolivia hace 14 años con el loable propósito de adoptar hijos. Además de lograr ese cometido, decidieron abrir una pizzería en Cochabamba, la ciudad que más les gustó. Así nace Sole Mio, un restaurante visitado por turistas del interior del país y uno de los preferidos en la capital gastronómica de Bolivia. Sus especialidades, pizzas hechas en horno de leña con productos guormet, y pastas, trasladan al eventual comensal, al verdadero sabor de Italia.
El secreto, según cuenta Stefanina, es que la mayoría de sus productos llegan de su país natal para preparar cada uno de los paltos que ofrecen.
“La cocina italiana es muy diferente a la boliviana”, asegura Stefanina, que junto a su esposo Aniello, tenía una pizzería en La Spezia, al norte de Italia, antes de radicar en Bolivia.
Actualmente Stefanina ya no está en la cocina pero entrenó a su gente con las recetas y el auténtico sabor italiano. Esta decisión, cuenta, fue criticada por muchos, advirtiéndole sobre la posibilidad de la competencia. Sin embargo, a ella este hecho la tiene sin cuidado ya que lo fundamental es que “la gente pueda trabajar”. De hecho, el personal de Sole Mio llega a ser como una familia para esta pareja.
En Sole Mio se pueden también comprar productos como pastas listas para cocinar, salsas, aceite de oliva, vinos y cafés, que traen especialmente de Italia.
“Creo que es el único restaurante realmente italiano. El sabor de la pasta y la pizza es distinto. Nuestros productos como el aceite de oliva que traemos, tienen un sabor diferente”, asegura.
Para abrir Sole Mio, ubicado en plena avenida América, la pareja compró una casa de familia y la adaptó con una cierta influencia italiana en su decoración. Lo que más trabajo les costó, fue hacer el horno donde las deliciosas pizzas se cocinan.
Las puertas de este rincón italiano en Cochabamba se abrieron por primera vez el 7 de abril de 1998.
La pizza caprichosa, la cuatro quesos, la Sole Mio y la calzone, son algunas de las más requeridas, cuentan sus propietarios. En cuanto a pastas, los ravioles, la variedad de espaguetis y salsas, están también entre los preferidos. Tampoco se pueden pasar por alto sus postres caseros, como el San Pietro y el Tiramisú, entre otros, que se ofrecen de la mano de un buen café italiano, un licor digestivo o de un exquisito vino italiano.
UN ACTO DE AMOR
Stefanina y Aniello llegaron por primera vez a Bolivia en 1997 para visitar a una protegida suya que conocieron mediante un programa de adopción a distancia. En ese entonces no tenían intención de quedarse a vivir en el país pero en esa visita fueron testigos de la pobreza en la que vivía su hija adoptiva, por lo que consideraron otra forma de ayudar. De regreso a Italia, la pareja planificó adoptar hijos en nuestro país.
“Cuando visitamos a la niña adoptada a distancia en Oruro (el socavón) fue que nos animamos a dejar la pizzería que estaba ya 24 años en Italia y decidimos adoptar dos hijos en Cochabamba, que estaban en el Salomón Klein y después en un lugar por Quillacollo en el campo. Nuestra hija tenía 9 años y nuestro hijo 5 cuando los adoptamos. Pensamos que debían crecer en su país; por ello elegimos, Cochabamba que además es la ciudad con el mejor clima”, dice Stefanina.
Desde el 2008 su hijo estudia en Italia y depende de él la decisión de Stefanina y Aniello de quedarse o retornar a su país natal.
Además de haber regalado a Cochabamba uno de sus mejores restaurantes, esta linda pareja italiana, realiza en nuestro país una encomiable y silenciosa labor benéfica…
He tenido el placer de conocer a Stefanina y Aniello en La Spezia. Dos magnificas personas.
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