viernes, 10 de noviembre de 2017

DISEÑO DE INTERIORES EN TIME & COFFEE Cafecito de estilo francés



En uno de los muros del acogedor café “Time & Coffee”, con vista al Parque Simón Bolívar de la ciudad de Sucre, los propietarios tienen enmarcados unos recortes de periódico y un cuadrito con unos trazos a mano alzada y muestras de un tapiz con flores.

Ellos dicen que ese muro será para contar la historia del local y que de ese papel tapiz surgió la idea de generar el ambiente interior. Se trata del bosquejo con la paleta de colores que sugirió la diseñadora de este ambiente, Inés Querejazu.

Aire bohemio francés

Si bien los propietarios de Time & Coffee, Gustavo López Donoso y Luis Fernando Paz Quiroga, tenían la idea clara de contar con un ambiente cálido, fue Querejazu quien transformó un espacio frío de 145 metros cuadrados, destinado originalmente a oficina, en un cafecito muy funcional con un estilo de aire bohemio francés, inspirado en el entorno del parque y sus monumentos.

“Después de varias visitas a la obra, maravillada con el parque, se me ocurrió tomar la influencia francesa y hacer un café francés”, revela la diseñadora a ECOS.

Querejazu trabajó ese monoambiente para crear pequeños espacios que, además del concepto del diseño, están ligados visualmente a su fuente de inspiración a través de la terraza del café. Desde allí es inigualable la vista al parque Bolívar, trazado en los últimos tiempos de la Colonia y construido, como lo conocemos ahora, a fines del siglo XIX e inicios del XX.

Desde el interior, gracias a los ventanales, también es posible tomar contacto con el área verde más importante de Sucre.

Inés Querejazu dice que una vez que definieron el estilo, las ideas fueron saliendo una tras otra. Aunque al inicio se tenía solo un negocio de “delivery” (para comprar y llevar), se sugirió aprovechar la terraza para poner unas cuantas mesas y después pintar la pared simulando un empapelado y tomando los colores de un tapiz a flores que le dé el toque romántico infaltable en un cafecito francés.

Trozos de ese tapiz —que marcó la paleta de colores del diseño de interior— están cocidos en los mandiles del personal y en algunos de los muebles.

El segundo paso

“Entretanto el segundo paso fue utilizar el espacio interior, de donde tuve que retirar una de las paredes para plantear la parte de adelante y el ingreso al café. Personalmente, prefiero no intervenir de manera agresiva y trabajar con los espacios tal y como me los presentan”, cuenta Querejazu al explicar su manera de encarar este tipo de proyectos.

En el interior del café, los pequeños espacios a los que se refiere están conformados por mesas y sillas. Cada mesa y cada área es diferente: hay sitio para grupos grandes, para dos personas y grupos reducidos, además de lugar en la barra con mullidos taburetes vestidos de color rojo brillante.

Los espacios fueron estructurados de acuerdo al estilo de los muebles, adquiridos en tiendas como Espín House, en anticuarios o reciclados por los mismos propietarios. La iluminación y las formas de las lámparas ayudan a marcar esos lugares diferenciados.

“Traté de que todos los elementos sean originales, distintos entre sí pero que, al mismo tiempo, generen armonía”, se explaya Querejazu. El ambiente quedó agradable y los elementos y colores fluyen entre sí.

El café, el “alma”

Como buena diseñadora, son los detalles los que dan vida a su proyecto. Ella destaca al café como el “alma” del negocio, el que ha inspirado variados métodos de destilación a partir de una investigación que hicieron los propietarios en busca de una identidad propia.

Las tazas de época también fueron escogidas una a una, siguiendo una recomendación de la diseñadora quien planteó incluso una especie de mural con tazas empotradas, como un homenaje a este elegante recipiente con oreja que recibe el aromático elixir oscuro, elaborado a base del grano de café boliviano, tostado y mezclado exclusivamente para este rincón de cafeteros.

“Fue muy fácil que Time & Coffee cobre vida haciendo que nos encante llegar a este espacio, que ofrece la magia de tomar un café mirando nuestro bello Parque Bolívar”, concluye la diseñadora, diciéndolo todo en tan pocas palabras. •

Inés Querejazu, a mano alzada

Nació en La Paz, en 1961. Viajó mucho antes de irse a estudiar Arquitectura de Interiores en Santiago de Chile, en INACAP; estuvo en Europa, África y EEUU, lugares donde aprendió inglés y francés.

Tiene una experiencia profesional de 33 años. “En cada proyecto dejo plasmada una parte de mí”, declara Inés Querejazu a ECOS. Vive desde 2004 en Sucre, que es la ciudad de sus abuelos, donde están sus raíces.

En la capital de Bolivia aplicó su gusto y conocimientos en las dos fases del Hotel Parador Santa María La Real, en Orígenes, el Hotel Samary, Distribuidora de La Potosina, Hotel Roles, en las residencias de Orlando y Edmy Careaga, además de la de Rosa Careaga, y en Time & Coffee.

En Potosí, decoró la oficina y museo de Tekfuca, en Karachipampa, y en el Hotel Coloso. En La Paz, hizo lo propio en el Hotel Midtown, el lobbie del Multicentro y en el área social del Club Hípico Los Sargentos.

En Tarija decoró el restaurant El Marqués, el departamento de la familia Salazar Querejazu y estuvo a cargo de la restauración de la residencia del ingenieron Octavio Villavicencio.

En este momento ejecuta un proyecto en la residencia del doctor José Artieda y Cecilia Levy, en la ciudad de La Paz, y se prepara para encarar tradicionales decoraciones de la época de la Navidad.



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