jueves, 25 de octubre de 2012

La Casita del Pannekuk, cálida y sabrosa

ABORES | EN ESTE RINCÓN SE PUEDEN COMER LOS MEJORES PANQUEQUES CON ESTILO HOLANDÉS, EN LA PAZ.

Basta cruzar la puerta para transportarse a lo que debe ser un saloncito de té en Holanda, de esos que salen dibujados en la vajilla típica de ese país, que además cuelga de las paredes de La Casita del Pannekuk. Eso sí, todo con mucho de Bolivia como corresponde a la combinación que los dueños, un holandés y una boliviana, han querido crear.

Ubicada en la bohemia zona de Sopocachi en La Paz, La Casita del Pannekuk tiene el mejor menú de crepes y panqueques de la ciudad, pero no son sólo los típicos acompañantes de la hora del té, sino que tienen variedades muy interesantes como el pannekuk de salame, queso y tomillo, que pueden servirse muy bien en una cena.

Además el tamaño de los pannekuk estrella, casi del porte de una pizza familiar, bien permite compartir entre varios las recetas que María Seoane, prepara a la vista de sus clientes.

“Este proyecto nace en 2008, un poco a la loca. Nos enamoramos del local y teníamos la idea de los panqueques que viene un poco por la familia de mi esposo, Michel Van Diemen, cuya familia vive en Holanda. Cada vez que visitamos ese país, nos llevan a algún lugar donde se sirven panqueques, lo que es muy tradicional, así que decidimos hacer algo más parecido en este local, que es muy lindo. Decidimos hacer este proyecto a lo boliviano, con mucha creatividad, con mucho cariño, basándonos mucho en los recuerdos de Michel cuando era niño”, cuenta María.

Se ha recuperado la parte holandesa del pannekuk, pero se le ha agregado un plus de sabor gracias a los ingredientes bolivianos, “el panqueque holandés es delicioso, pero en Bolivia se necesita algo más, así que el hecho de poder ponerle salsas con hierbas frescas como la albahaca o la quirquiña, ya le da la parte criolla a esta nuestra fusión, y tenemos muy buenos resultados. Obviamente también está toda la gama de panqueques dulces y además el cliente puede crear su propia receta, no tenemos límites.”

El lugar es muy visitado por la gente que sale de las oficinas y también por los turistas que pasean por Sopocachi, así que después de las 18.00 es cuando La Casita del Pannekuk está a punto. Se sirven omelettes y wafles, además de un pannekuk más pequeño, ya sea al estilo crepe francés o hot cake americano.

Durante la tarde también se puede ir con los más chicos, que como dice María, son clientes muy gustosos de los panqueques. “Sopocachi se presta para esto, la gente es aventurera y le gusta probar cosas nuevas. Hemos descubierto que la mejor publicidad es la de boca a boca y que la gente sale contenta. Pero es un bajo perfil, todo en chiquito, muy tranquilo y hogareño”, cuenta. “Además la decoración es otro factor porque muchas cosas de las que tengo me las han regalado los clientes, son pedacitos de cada persona, y los niños también hacen dibujos, es un lugar muy familiar donde queremos que la gente se siente cómoda.”

María y Michel combinan, juegan con las recetas, mezclan ingredientes y logran resultados que ni ellos mismos esperan, pero que han hecho que su local sea uno de los favoritos de quienes quieren pasar una buena hora del té, tranquila y sabrosa.

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