martes, 7 de mayo de 2013

el Caffè Italia es un rincón de Italia en la zona Sur de La Paz.

Con los colores cálidos de La Toscana, el olor intenso del café más exclusivo del mundo, un menú que tiene el 95% de ingredientes italianos e ilustraciones de lugares tan idílicos como exuberantes en las paredes, el Caffè Italia es un rincón de Italia en la zona Sur de La Paz.

Desde que abrió en febrero de 2013 ofrece a sus clientes todos los sabores que hacen a la esencia de este país europeo; tiene vinos, pastas y cafés del país, cuya gastronomía es la más imitada y copiada del mundo.

El lugar es la culminación de un emprendimiento que comenzó hace 26 años con la importación de productos textiles italianos llamado San Marco. Para mediados de los 90, la empresa traía productos alimenticios.

“La idea de tener un café nace fundamentalmente porque queremos dar al mercado paceño un restaurante 100% italiano. Desde el agua embotellada hasta el helado, la harina para la pizza y la mayoría de los ingredientes provienen de Italia. Nuestro objetivo es que la persona que nos visite sienta que está allá”, explica el socio propietario, Marco Antonio Silvestro.

La decoración estuvo bajo el cargo de la diseñadora de interiores Claudia Ibargüen, quien recreó las villas de campo de La Toscana italiana. “Para las pinturas hemos utilizado la técnica de ‘pátina’ italiana que, entre otras cosas, es lo más característico de ese país en este espacio. Evoca esa sensación renacentista pero campestre. También hicimos transferencias, inspiradas en los frescos, de una serie de paisajes en las paredes”, agrega Silvestro.

El café más caro del mundo

Si de cafés únicos se trata, Caffè Italia tiene los más variados y cultivados en diferentes partes del mundo, incluso uno de los más exóticos y el más caro del mundo, el Kopi Luwak.

El grano es el peculiar resultado de las deposiciones de una civeta, o luwak -un animal oriundo de las islas de Indonesia-, que se alimenta de los granos, digiere la parte más carnosa y excreta las semillas. Una vez depuestas, se escogen a mano. El paso de este fruto por el estómago del animal, según expertos, hace las veces del tostado, cuyo resultado es un sabor y un aroma acaramelados o con un dejo de chocolate.

A él se le unen el café Italia, el Jamaica Blue Mountain que, junto a varios “blends” de Etiopía o Costa Rica, suman 14 diferentes variedades que llegan de todo el mundo. Las presentaciones, además de en grano y molido, se encuentran en “chaldas”, unas cápsulas que mantienen la frescura del café como si estuviese recién triturado. En el lugar se venden o se dan en comodato las máquinas para que las personas puedan preparar la bebida en sus hogares.

Este rincón de Italia funciona en la calle José María Zalles 978, en la zona de San Miguel, y atiende de 8:00 a 23:00.

Bebidas y gastronomía

Para las pinturas murales que recubren algunas paredes se utilizó una técnica italiana llamada “sinopia”, una especie de boceto que se hace antes de pintar un fresco. Incluyen frases y prototipos de inventos de personajes de la región de La Toscana, como Leonardo da Vinci, que llevan lo conceptual a un grado artístico.

Allí, los visitantes pueden degustar una variedad de pastas como el espagueti, torteloni, pappardelle y ñoquis, que tienen como sello particular la harina italiana.

En este lugar, la pizza italiana es muy diferente a la que ofrecen los lugares de comida rápida. De masa delgada, con ingredientes frescos, sin grasa o aceite y ligera, la pizza de Caffè Italia se cocina en un horno fabricado e importado exclusivamente para su preparación.

El carpaccio, una preparación en finas láminas de carne o pescado; el vitello tonnato (carne suave con atún) o el panini (sándwiches) son otras de sus especialidades.

“Queremos que las personas que nos visitan prueben productos de excelente calidad como los que importamos y la diferencia de los sabores que, por ejemplo, existen entre un aceite de oliva extra virgen italiano y el que regularmente se consume en el país” dice la socia Ximena Fernández.

No podía faltar el calzone, que tiene una presentación mucho más delicada que la que comúnmente se conoce y que incluso tiene una versión dulce llamada calzone di Nutella, un producto a base de cacao y avellanas.

Entre los postres no puede faltar el “gelato” (helado) con sabores tan diversos como limón, chocolate, vainilla y amarena, un fruto italiano similar al cherry.

A estas exquisiteces hay que agregar el salame di Mantova, un postre que tiene la forma de un salame, pero que es delicadamente dulce.

Y como maridaje perfecto para la comida hay vinos como el espumante Prosecco o el Cantine Cipressi en diferentes variedades.

Entre tonos terracota que emulan a La Toscana, un logo que simboliza la primera moneda acuñada en Italia y una atención cálida -que es su carta de presentación-, la comida italiana rescata su parte más delicada.

“Es una comida liviana, sin grasa, rica pero que no está ultracondimentada. Por ello nuestro lema es ‘el gusto que da salud’, algo que no es casual”, explica Silvestro.

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