Andrés, de seis años, despierta a las 11:00 con los ojos casi semicerrados, irritados. Otra noche que el niño no duerme bien a causa del caos que provoca un bar situado al frente de su casa.
El niño es uno de los vecinos que vive en el campamento Zenobio López II, cerca a la avenida Zavaleta, y no descansa bien desde que se abrió un boliche en el lugar. El local atiende a puertas cerradas, de viernes a lunes, hasta el amanecer.
El guardia nocturno del condominio Miraflores, que se encuentra al frente del campamento, fue agredido por delincuentes en estado de ebriedad, quienes le dejaron con un fractura múltiple en el antebrazo izquierdo y la visión alterada por un fuerte golpe en el ojo.
El pasado 27 de diciembre, dos malhechores en estado etílico intentaron ingresar al condominio por la malla paralela al Jardín Botánico. “Uno escapó y saltó por los parqueos, el otro fue remitido a Radiopatrullas 110. Esta zona es demasiada insegura y nosotros no tenemos con qué defendernos”, lamentó Rogelio, guardia diurno del condominio.
El local, que no tiene nombre, se sitúa a un costado de la avenida Zavaleta, tiene una puerta roja pintada con el logotipo de Paceña y tiene el número 52. Antes era el restaurante “La Hacienda”, conocido por sus chicharrones.
Según algunos vecinos, es “El Caballito”, un boliche que fue cerrado en varias ocasiones y que vuelve a operar a puertas cerradas en diferentes lugares.
Los vecinos piden a las autoridades el cierre del boliche y más resguardo policial en la zona.
Ramiro Huayllas, dueño de esa casa, indicó que alquiló la vivienda a una señora que le aseguró que hacía comida beniana.
Agregó que la mujer no pagó el monto del alquiler, por lo que a finales de enero dejará el lugar.
Martha (nombre ficticio) vende en una tienda de la zona y comentó que el local es frecuentado por jóvenes orientales. “La anterior semana mi mamá vio a una mujer desnuda botada en la calle”, recordó.
Aurelia Yucra, dirigente del campamento Zenobio López II, dijo también que los clientes del bar son cruceños y que éstos pelean con pandillas del sector.
“Los pandilleros de la zona de Villa San Antonio o Villa Armonía bajan en grupos y todas las noches se ve a jóvenes escapándose, pidiendo auxilio”, contó.
Alarmados por la situación, los vecinos recordaron como si hubiera sido ayer el amanecer del 9 de diciembre, cuando encontraron a una mujer sin vida en la avenida Zavaleta, con una herida en el cráneo. La víctima murió asfixiada y dejó en la orfandad a una niña de siete años.
Varios vecinos, con los que habló este medio, aseguraron que dicha muerte tuvo relación con el local. “No podemos salir de nuestras casas a partir de las siete, es muy peligroso. Cuando mi marido llega tarde, yo no duermo”, dijo una vecina.
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