jueves, 19 de mayo de 2016

Comida saludable en un lugar en donde cada objeto tiene memoria


En este café delicatessen cada objeto tiene una historia que contar. Muebles y bicicletas de familia se unen a objetos reutilizados que crean la atmósfera de un espacio en donde la comida natural y saludable es la protagonista de un menú nutritivo.

El ingeniero mecatrónico y competidor de varias disciplinas deportivas Salvador Bustillos decidió abrir un lugar que reúna alternativas de platos nutritivos y gustosos, opciones que para él como deportista eran imposibles de hallar en un café o restaurante en el pasado.

Su alimentación como participante en carreras pedestres, de ciclismo, triatlones, entre otras disciplinas, lo llevó a aprender a cocinar en forma empírica hasta lograr recetas que sean buenas para su salud, pero sobre todo que sean sabrosas.

"El Café Épico es el resultado de una búsqueda por la comida sana y natural hecha como en casa. Le sumamos un ambiente que sea hogareño; queremos que las personas no se sientan hacinadas y que se les está vendiendo algo todo el tiempo. La idea es que aquí sean tratadas como si fueran mis invitados”, detalla Bustillos.

Tener un café es una idea que quiso materializar desde hace años. Esa motivación fue apoyada por su socia Pamela Alcoreza, quien comparte su pasión por la comida saludable y el deporte.

Los muebles más antiguos del café son de inicios del siglo XX y pertenecieron al bisabuelo de Alcoreza. Los objetos, desde los más antiguos, son parte de la historia de las familias de ambos. Ellos constituyen un recorrido cronológico de diferentes tendencias de mobiliario y bicicletas, parte del legado deportista de la familia de Bustillos.

El "menútritivo”

Cada salsa, conserva, tipos de chips son preparados en Épico. Estos componentes se incluyen en ensaladas, paninis (variedad de sándwiches de origen italiano) y hamburguesas. En cada una de las alternativas se prioriza la presencia equilibrada de carbohidratos, vegetales y proteínas.

La carne no es el insumo por excelencia. Las hamburguesas, además de la tradicional, están hechas de garbanzos, frijoles negros y quinua. "Queríamos que en la carta figuren platos balanceados. Y que en una sola comida tengan carbohidratos, proteínas y vegetales. Sabemos que a veces es complicado porque en nuestro medio los platos suelen tener papa, arroz y carne”, resalta Alcoreza.

Los paninis tienen ingredientes entre como la rúcula, la espinaca y el queso de cabra. Sin embargo, el de berenjena tiene un sabor muy singular. Se debe a que el fruto es sometido a un proceso especial en el cual se le añaden varias especias antes de conservarlo en aceite de oliva.

El menú tiene insumos de productores locales y que no siempre son considerados al comprar los alimentos en el mercado o, por el contrario, que siempre se comen de la misma forma. En Épico, la remolacha y el kiwi son parte de una salsa que acompaña un "cheesecake” y la quinua es el insumo principal de un "brownie”.

Entre las ensaladas se combinan varios ingredientes. La ensalada Recovery incluye linaza, arándanos, queso y castaña. Por su parte, la Épica que lleva palta, chili y nachos, además de la Forte que tiene quinua, cebollas caramelizadas, aceitunas negras y otros ingredientes.

"La carta tiene varias opciones, no queríamos que sea sólo vegetariana, pero sí que lleve ingredientes frescos, saludables, y que personas que comen carne como las vegetarianas tengan un lugar para juntarse”, indica Bustillos, que también es el chef del local.

En cuanto a las bebidas, se cuenta con "smoothies”, batidos en español, se destaca el de papaya Épica (miel, naranja y jengibre), Detox (apio, albahaca, limón, manzana verde y perejil) y Yungas Power (plátano, naranja y piña).

En cuanto a los cafés se ofrece el orgánico y expreso de Alta Vista. Con ambos se hace una mezcla especial de la casa para luego elaborar la bebida en una prensa francesa. Si el objetivo es reunirse al concluir la jornada laboral, se cuenta con varias opciones de cervezas artesanales.

Una café con memorias

"Nunca había construido nada”, dice Bustillos sobre la construcción del local. Para ello, ambos socios se propusieron reutilizar y reciclar la mayor cantidad de objetos posibles.

El piso del depósito en donde se edificó el local se convirtió en el revestimiento de madera de las paredes, los frascos de conservas se transformaron en lámparas, la madera de puertas antiguas son hoy taburetes y una tubería sirvió para hacer el soporte de las mesas.

Todo ello se unió a dos cómodas que son parte de la barra rescatadas del depósito del abuelo de Alcoreza. El espacio se complementa con radios antiguas, un gramófono y otros accesorios vintage.

Si bien Bustillos se dedica más a correr en competencias, una de sus pasiones es el ciclismo. Por ello, una bicicleta de su madre y otra de su abuelo forman parte de la decoración. Fuera del café se establecerá un lugar específico para que se pueda estacionar las bicicletas y hasta el logo del café lleva una.

Por todo ello, el nombre del café se debe a que cada objeto lleva una memoria familiar digna de ser ensalzada y que, además, el objetivo de cada plato es brindar una experiencia épica, según sus socios.

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