La mejor bodega de un restaurante que conozco, con vinos muy bien seleccionados del Nuevo y del Viejo Mundo, se encuentra en Michelangelo. La ‘mina de oro’ que esconde el local ha sido nombrada por el vino chileno Don Melchor, de Concha y Toro, como una de las bodegas más prestigiosas del mundo, y su propietario, Carlos Suárez, recibió el título de Brand Ambassador (embajador de Marca).
Ser embajador de este vino premium, que tiene a sus espaldas 24 cosechas, es para los entendidos en gastronomía y en enología un mérito encomiable, algo que ni se compra ni se vende; se merece. Solo cinco restaurantes en el cono sur tienen en su vitrina este galardón, uno de ellos es Espacio Gastronómico, en Chile, del chef chileno Guillermo Rodríguez, y una de las catedrales ‘delicatessen’.
En Santa Cruz de la Sierra hacen falta más eventos y restaurantes en los que se puedan degustar y adquirir los verdaderos vinos ‘fórmula 1’.
Debemos felicitar a Michelangelo por este logro forjado desde hace 28 años, cuando acogió en su cava las cosechas de uno de los 12 mejores vinos del mundo, que con sus aromas y sabores juegan en las grandes ligas, superando los 96 puntos de Parker
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