viernes, 22 de agosto de 2014

Lola Alba rescata las tradiciones

En un pequeño espacio decorado al estilo vintage, Lola Alba sorprende con los sabores caseros de su panadería europea. La propietaria y creadora de cada uno de los productos te recomendará en persona el favorito del día, que al igual que todo su menú se caracteriza por utilizar frutas frescas, en el caso de los dulces, y productos naturales, sin grasas trans ni saturadas, en los demás.

La especialidad de Lola Alba son los küchen, el pastel centroeuropeo, que cautiva en sus variedades de manzana, frutilla, mora, ricota, nuez, limón y coco con dulce de leche. Este último detallado para que te tentés: base de masa quebrada rellena de tradicional dulce de leche y de una mezcla de coco fresco y recién tostado.
Ideales para una merienda o un simple gustito son las galletas que elaboran con recetas antiguas, con ralladura de limón o de naranja, en sabores de vainilla, avena, chip de chocolate y otras, siempre presentes frescas en su mostrador, junto a los alfajores de maicena, los suspiros simples o los rellenos con dulce de leche, un shock de dulzura, con toquecitos de coco.
Y si de salados se trata, animate por los quiches, aquella tarta salada francesa, rellena de jamón, queso y tomate, espinaca y ricota o el vegetariano; o por los paninis, con dos sabores de queso, jamón desgrasado, tocino ahumado y tomate

Y OLÉ EN PLENA MONSEÑOR RIVERO
Ramón Freixa M.
www.ramonfreixa.com
Nunca imaginé encontrar en Santa Cruz de la Sierra un restaurante que ofrezca los sabores auténticos e inconfundibles de España, pero Zanella me demostró mi error. El local autodenominado ítalo-español, con más de 14 años de experiencia en la exuberante gastronomía de Alicante, está ubicado en la avenida Monseñor Rivero, una de las zonas con mayor actividad nocturna en la ciudad.
Allí descubrí sabores mediterráneos como el arroz negro, las paellas de magro y verduras y la alicantina, y el arroz a banda. También preparan a la perfección exquisitos tapeos con alcachofas rebozadas, escalibada, patatas bravas, croquetas de jamón o calamares, e impresionantes segundos como el rabo de toro, la merluza a la vasca y lo más asombroso: un chuletón al estilo de los de Berriz. Puedo garantizar que todos ellos son tan genuinos, como si fueran preparados en la mismísima España.
Para maridar estos platos recomiendo los vinos de la bodega catalana de Miguel Torres: en blancos irá bien un Viña Esmeralda, elaborado con las variedades moscatel y gewürztraminer, que cautiva por su aromaticidad, sensualidad y fragancia; y en tintos, un Sangre de Toro, con un coupage de garnacha y un poco de cariñena, un vino suave con sabores frutales

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