Una pareja denunció que fue dopada, “pildoreada”, en la discoteca “duo” de la ciudad de La Paz y que luego la mujer fue secuestrada y violada en un alojamiento cercano.
“Fuimos dopados por el accionar de ‘pildoritas’. A mí me dejaron como bulto en un rincón de la discoteca y lamentablemente la secuestraron a mi esposa para vejarla completamente”, relató en entrevista con la Red ERBOL, la víctima, el abogado R.G.
Ambos fueron a la presentación de un grupo en la discoteca, que se encuentra en la calle Figueroa. Allí compraron ron y fueron a bailar. Se sorprendieron cuando vieron, en la vuelta a su silla, que mujeres estaban en ese lugar.
Empezaron a hablar con ellas. Les aseguraron que eran funcionarias de la Fiscalía. “Entre risa y risa empezaron a invitarnos pequeñas cantidades de cerveza”, dijo la esposa del abogado.
Después, las mujeres invitaron a la pareja a sentarse en una mesa. La víctima le manifestó que estaban por dejar el lugar. Eso es último que recuerda la mujer. Su marido ya había perdido antes el conocimiento.
Reaccionaron
Cuando reaccionó el jurista, era las seis de la mañana y estaba en el piso del local. Los garzones le dijeron que su mujer “se había ido con una amiga”. Él no tenía celular ni dinero. Salió de “duo” y fue a su casa a conseguir otro celular y llamar a su esposa quien no contestó.
Fue a la Policía a sentar denuncia por desaparición.
Entretanto la mujer, recuerda despertarse, desnuda de la cintura para abajo, en una habitación desconocida. Estaba acompañada por un varón. Se puso a llorar y el tipo dijo, “Sí, sí, sí, lo que pasa es que no me aguanté”.
Luego de tanto insistir, le abrieron la puerta y salió cerca a la plaza Alonso de Mendoza.
Fue a su casa y de la esquina llamó a su marido. Se encontraron y fueron a la Policía.
Lo reconocieron
Una semana después, la pareja volvió a la discoteca para reconocer a los antisociales.
La mujer logró divisar a la persona junto a la cual se despertó y hubo una trifulca. Todos fueron llevados a celdas policiales por riñas y peleas. Allí, la Policía verificó que había una denuncia por violación. Al ser increpado, el agresor aseguró que él podía señalar a los garzones que trabajan con “pildoritas”.
Las audiencias
Durante las audiencias por el caso, el supuesto agresor, Hernán Guachalla, reveló ser el administrador del local y que lleva las recaudaciones de la discoteca a la cárcel de San Pedro.
La pareja denunció que la juez Séptima Cautelar de El Alto, de apellido Dorado, dictó detención domiciliaria para Guachalla argumentando que se le estaría perjudicando en sus estudios.
Llamó la atención de las víctimas que el acusado tenía cinco abogados. Además, en el transcurso de las audiencias, fueron constantemente amenazados, al igual que la investigadora policial y la fiscal que atienden el caso.
Guachalla aseguró, según las víctimas, que es estudiante de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Andrés.
El abogado adelantó que iniciará un proceso por prevaricato contra la Juez de El Alto y afirmó que la justicia está parcializada a favor del imputado.
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