jueves, 8 de septiembre de 2016

Brasileña denuncia que fue traída con engaño a un bar



Una joven de nacionalidad brasileña acusó el martes al empresario Marco Cámara, dueño de bares nocturnos como Katanas en La Paz y en Santa Cruz, como autor del delito de trata y tráfico con jóvenes extranjeras.

En febrero su hija, Nohemy Cámara, presentó una denuncia contra su padre por los delitos de explotación sexual.

El administrador de los negocios de Cámara en Santa Cruz, Juan Carlos Aguilar, contestó el celular de su jefe, y señaló que él está fuera de Bolivia. Sin embargo, señaló que Cámara construye los locales y no aparece por ellos. “Pregunte a las chicas, nadie lo conoce siquiera”, manifestó.

La joven brasileña que declaró el martes en La Paz dijo que la trajeron a Bolivia con engaños. Según su testimonio, al que tuvo acceso este medio, recibió una oferta para trabajar como modelo. Al llegar al país, la llevaron a una casa en el barrio de Llojeta, le quitaron sus documentos y comenzaron la extorsión y los abusos. Fue informada de que debía más de $us 3.000, por concepto del viaje, monto que debía pagar antes de volver a Brasil.

La hija de Cámara, en su denuncia, relató procedimientos muy parecidos. “Yo trabajé con mi papá obligada, desde que tenía 15 años. Me decía que si no lo colaboraba, algo les iba a pasar a mi mamá y a mi hermano”. Nohemy Cámara dijo a este medio que fue testigo de un tratamiento similar con muchas otras personas, no solamente de parte de su padre, sino también de otros funcionarios del local.

“He visto a muchas chicas llorar, ellas me han dicho que fueron engañadas, traídas al país y una vez aquí fueron víctimas de abusos terribles”, dijo.

Aguilar señaló que “Nohemy está mal de la cabeza. Ella intentó suicidarse como tres veces, ha estado internada en siquiátricos, ella nunca ha trabajado en ningún local”, respondió.

La hija de Cámara confesó que, efectivamente, intentó suicidarse. “Imagínese, es demasiado para una jovencita, me recogían a las 3:00 de la madrugada para ir al local a contar las botellas y cerrar la caja. Trabajaba hasta casi el mediodía. Me llenó de frustración, además que el ambiente es terrible”.

Presentó el caso al Ministerio de Gobierno, pero desde allí señalaron que consideraron que es una pugna familiar más que otra cosa


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