Nohemí Cámara, hija de Marco Cámara, dueño del centro nocturno Katanas, aseguró que éste y sus socios pagan a funcionarios para que sean sus informantes y alerten a su personal antes de operativos "sorpresa”.
Según Cámara, a esos funcionarios se les paga "para que les avisen cuando están yendo a hacer una inspección”.
Ella denunció a su padre por trata y tráfico de personas.
Contó que ella trabajó desde los 15 años en Katanas. "Nunca estuve con alguien, quiero aclarar eso”, y sabe que las ganancias son enormes. Con esto fácilmente pagan entre 200 y 300 dólares mensuales a sus informantes.
"Cuando se enteran que hay cambios de cargos les visitan, les invitan un whisky, les dan chicas y favores para convencerlos. No son todos, por si acaso, pero hay malos funcionarios”, añadió Nohemí.
Es así que al momento de la inspección -según ella- esconden a las chicas detrás de paredes falsas que hay dentro de ese céntrico establecimiento.
Además, aseguró que las jóvenes son captadas de distintos países con promesas de trabajar como modelos, pero después las envían a distintas casas sin la posibilidad de irse, con el pretexto de que deben pagar los costos de su traslado a Bolivia.
Nohemí afirmó que ya denunció esto al Ministerio de Gobierno, pero nunca recibió una respuesta. En la Fiscalía también está en curso una investigación por trata y tráfico, sostuvo.
En una entrevista con la Red Uno, el padre de Nohemí Cámara, Marco Cámara, rechazó estas acusaciones y dijo que, al parecer, su hija quiere quedarse con el inmueble donde funciona el Katanas.
"No entiendo su desesperación. Cuando yo me muera no me voy a llevar nada conmigo, todo va a ser suyo, yo no tengo sólo esto”, dijo al canal televisivo.
Ayer, el administrador del local, Gustavo Fernández, negó que haya algún vínculo de corrupción con funcionarios del Estado . "Cada 15 días presentamos documentos a Migración y Sanidad, eso se elabora y presentamos, tenemos todos los documentos en orden”, explicó.
Afirmó que las jóvenes están registradas en el Ministerio de Trabajo como bailarinas y reciben todos los beneficios laborales, entre éstos el aguinaldo.
Al mismo tiempo permitió que la prensa ingresara al inmueble y conversara con algunas trabajadoras. Ellas estaban acomodadas en taburetes con los rostros cubiertos. Hablaban en tono bajo, eran escuetas en sus declaraciones y los guardias alrededor de cada una escuchaban atentos lo que decían.
Una de ellas contó que es de Beni y que llegó a Katanas por la recomendación de una amiga suya. "Llegué por amistades, por necesidad más que todo, por dinero. Mi familia no sabe. Me tratan bien, vivo ya dos años aquí, en un hotel”, dijo.
Otra muchacha dijo que en ese lugar no hay trata y tráfico, "todas están aquí por voluntad propia”. Contó que por noche, desde las 22:00 hasta las 3:00, gana entre 1.000 y 2.000 bolivianos, "eso depende de cada una”.
Ante la prensa, Nohemí aclaró que "no todas están obligadas ahí, hay también algunas que van de forma voluntaria, pero no son todas, hay víctimas de trata”.
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